Jefas de familia

Más de cuatro millones de hogares en nuestro país son conducidos por mujeres solas, según un informe publicado en el año 2010. El número crece sin contar con políticas públicas que den tregua a la carga que sostiene el género femenino.

La “familia tipo” de los años sesenta, compuesta por un jefe de hogar que provee lo económico, la mujer ama de casa y dos hijos promedio es aún el formato de familia común mayoritario en Argentina. Pero, desde hace algunos años, los informes publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) muestran un crecimiento exponencial de las familias en cuyo seno es la madre el principal sostén económico. En 2001 existían 2.787.961 mujeres que se declaraban jefas de hogar y para el año 2010 esa cifra creció a 4.157.041. Las nuevas jefas de hogar ya no son sólo aquellas personas separadas o viudas que viven solas o con sus hijos a cargo, sino también otras mujeres que viven en pareja y son quienes sustentan al grupo familiar, pero de la última cifra el 70% está conformado por mujeres solas con hijos. Otro informe, del año 2014, aportado por la Encuesta Anual de Hogares (EAH) de la Ciudad de Buenos Aires determinó que los hogares con jefatura femenina representan el 45%, casi igualados a los hogares clásicos y tradicionales que tenían al hombre como principal proveedor económico. La mirada y análisis, respecto a estas cifras, puede ser en dos sentidos. Por un lado positiva, si entendemos que la mujer va ganando independencia económica, profesionalización y estudio. Por otro lado, negativa, ya que la maternidad a solas es una cima engorrosa de sostener. Condiciona el tipo de trabajo que la mujer obtiene y genera un alto nivel de estrés, ya que entre la presión de mantener la economía, los hijos y sus actividades, el desarrollo personal, la contención emocional propia y hacia todos los integrantes, etc., obliga a las mujeres a hacer todo tipo de malabares cotidianos para mantener el clan. En los sectores más vulnerables, esta situación es una condena para todo el grupo familiar, madre y niños. Es menester del Estado velar por la seguridad y bienestar de este nuevo formato de familia. El alcance de políticas públicas que contengan esta nueva realidad es aún materia reprobada en nuestro país.

El último avance lo ha manifestado el gobierno de la provincia de Córdoba cuando, en octubre de 2016, lanzó el plan denominado Por Mí, para 10.000 mujeres jefas de hogar de toda esa región. Las beneficiarias comenzaban su práctica laboral a partir del 2 de enero pasado con una modalidad de 20 horas semanales de trabajo, durante doce meses y un ingreso mínimo de 3000 pesos. Sin duda, este aporte está muy lejos de la canasta básica común de una familia pero muestra la voluntad, del gobierno de esa provincia, de actualizar la mirada hacia la nueva realidad social que se impone. El Poder Judicial de nuestro país también merece una crítica respecto al atraso en leyes que protejan los derechos de los niños y el incumplimiento de cuota alimentaria por parte de aquellos progenitores que, una vez separados, dejan de abastecer sus necesidades.