La periodista pudo asistir por primera vez al festival

Luego de su paso por uno de los grupos de noticias más importantes, apuesta a la radio con dos programas y a un portal donde habla de arte y espectáculos.

Catalina Dlugi, considerada como la número uno de las periodistas de espectáculos de nuestro país, luego de 26 años en la pantalla de El Trece y TN, se pudo dar el gusto de cubrir una edición de Pantalla Pinamar.

Su visita a la ciudad no pasó desapercibida para Pionero y fue por eso que pudimos entrevistarla en un break de su apretada agenda de actividades.

“Es la primera vez que lo cubro y la verdad que me llevo una muy linda impresión porque, primero, es un festival que nos trae un cine que generalmente no llega a las salas comerciales, es un cine que no vemos, cine rumano, cine australiano, cine europeo que en general vemos muy poco, salvo algunas películas que vengan muy fuertes. Entonces eso ya tiene un plus, que venga un cine que uno no ve, que te abre la cabeza que te permite hasta comprobar que hay problemas, por ejemplo, de corrupción en Rumania y se parecen mucho a los problemas de corrupción de Argentina. Después viene buen cine argentino y me parece que es muy buena conjunción. El nivel de las películas es bueno y muy bueno y veo que la repercusión de la gente también. Veo las salas llenas. Muchas veces me tocó ir a festivales donde había dos o tres personas; en cambio acá veo que hay una avidez por ver este cine”, relata al inicio de la charla.

La periodista comparte una mesa sencilla con un grupo de compañeros. De no mediar el conocimiento dado por su presencia en la pantalla televisiva, podría pasar desapercibida dada su sencillez , pero quién no la ha visto compartir el aire con las figuras más importantes del espectáculo y del mundo.

“En este festival hubo dos particularidades. Una, que vino Cristof Sanusi, una leyenda del cine: es un filósofo, un científico, un dramaturgo, muy importante; fue muy fácil acercarse a él. Otro tema muy sentimental es el documental sobre Sandrini, un gran ídolo nacional, el último eslabón que relacionaba el circo con la actuación, cómo él fue haciendo su carrera, del circo al sainete y luego el cine. También me pareció muy importante cómo las embajadas con sus embajadores y sus agregados culturales apoyan cada película que viene de su país. Me pareció muy interesante. El balance es muy bueno”, reseña.

Uno de los puntos que quisimos no dejar pasar es el de saber cómo se mide la importancia, o el objetivo logrado por un festival; un interrogante que para muchos es muy difícil de develar.

“El éxito es la sala llena, el nivel de películas y el nivel de visitas. Si uno junta esas cosas, la verdad que el resultado es muy bueno”, concluyó. Antes se había referido a la posibilidad de cerrar negocios en torno a las producciones, esto es poder comprar títulos para sumarlos al circuito de exhibiciones del año, un atractivo para cualquier director, para su bolsillo y su ego, lógicamente.

En Buenos Aires, la esperan dos programas de radio: uno que se llama Agarrate Catalina, por la 1110, y otro en la misma emisora, donde es columnista, que se llama La Boca del lobo. “Tengo un portal que se llama el portal de Catalina, que es de artes y espectáculos. Ahora voy a sumar un nuevo programa de radio en la universidad de la UAI, Conexión abierta”.

Estuvo con todos, los más grandes, y sin embargo cautiva su sencillez y la simplicidad de sus comentarios, un rasgo poco frecuente.