Mi hijo no quiere ir a la escuela

Por Teresa Geerken. Licenciada en psicología

A veces sucede que algunos niños no quieren ir a la escuela.

Hay que puntualizar bien la situación, y escuchar qué nos dice. ¿No quiere ir al colegio, o no quiere ir a ese colegio?

En algunas ocasiones no les gusta el colegio al que concurren, por diferentes situaciones que se presentan. En el caso en que pueda explicarnos qué le sucede, si es un problema o dificultad en el colegio al que concurre, podremos tratar de resolverlo, hablando con él, con maestras, directoras y demás miembros de la escuela. También es importante saber si a otros niños les pasa. Esto lo podemos averiguar hablando con otros padres.

Pero algunas veces sucede que no quiere concurrir, ni a ése ni a otro colegio. Hay que pensar qué puede estar ocurriendo. Porque, aunque vayan a estudiar, también hacen lazos sociales, y se hacen amigos, también generan un vínculo positivo con la maestra. También será necesario explorar en la escuela cómo ven al niño, qué piensan de su desempeño y cómo se relaciona con sus pares y docentes.

Puede que sea una actitud pasajera, pero si persiste, y en la escuela nos comentan que no lo observan bien, que no se relaciona con los pares, lo sienten aislado o sin interés, podremos buscar la ayuda de un profesional que pueda trabajar la dificultad.

A veces está relacionado con cambios en la familia; puede, por ejemplo, tratarse del divorcio de los padres, de la muerte de un familiar o del nacimiento de un hermano. Estos acontecimientos suelen impactar mucho en los niños, y generan que se vea reflejado, tanto en el rendimiento escolar como en la falta de interés o deseo por ir al colegio.

Es buena idea que el niño vaya acompañado por uno de los padres, con el que se sienta menos tensionado y llore menos, hasta que poco a poco se acostumbre a ir al colegio. Este tipo de seguimiento hará que tomen confianza. En el momento en el que ellos mismos lo pidan o veamos que no se angustian tanto, dejaremos de acompañarlos.

Es importante, que los padres muestren interés por las actividades en el colegio. Así, preguntando, los hijos se sentirán apoyados y podrán contar con ilusión las cosas buenas que les suceden en la escuela. También, si tienen alguna dificultad, intentemos no minimizarla. Es habitual que los niños discutan a veces o tengan diferencias con sus compañeros, pero tratemos de escucharlos, respetando lo que sienten, e intentemos llegar con ellos a una resolución del conflicto.

Es importante observar bien qué le sucede, si no es victima de bullying; esto lo sabremos al hablar con compañeros y maestros. En este caso deberá actuarse, hablando con el niño, que seguramente esté muy angustiado, pero también con los maestros y miembros del equipo de orientación escolar, si es que lo hubiese, lo que en otra época era el gabinete de la escuela.

Para concluir, me gustaría agregar, que, en el caso en que el niño la pase mal en ese colegio, y nos pida que lo cambiemos, en reiteradas ocasiones, no dudemos en hacerlo. En general los padres se muestran reticentes al cambio. Pero si nuestro hijo no es feliz en esa escuela, quizás no sea la apropiada para él. Debemos pensar en su bienestar. A nadie le gusta estar donde se la pasa mal. Y en la infancia es algo que se puede padecer mucho.