Spotlight brilla en el ciclo de la biblioteca de Pinamar

La Biblioteca Popular Manuel Belgrano continúa con su modalidad de proyectar las mejores películas, aquellas que entraron en la historia por su temática y su técnica depurada. En este caso el film elegido es Spotlight, una producción de Thomas McCarthy del año.

La cita es mañana, jueves 27, a las 19.30 en la sede de la institución, De las Medusas 1230, Pinamar. Spotlight es una película que se enfrenta a un tema complejo, con una autoridad a prueba de demagogia gracias a la honestidad de su propuesta. A pesar de lo escurridizo de su trama, Thomas McCarthy, su director, ejecuta un ejercicio magnífico de contención, de verdad, de respeto absoluto por la historia que nos cuenta, lo que se traduce en una de las mejores películas del 2015. Donde otros hubiesen elegido el camino del escándalo o del morbo, Spotlight se encamina con paso firme hacia la celebración del valor y la profesionalidad de sus personajes. El periodismo como campo de batalla, ese periodismo de raza, capaz de cambiar sociedades a base de implicación y valentía, es el auténtico sustento de esta película, elogio para una profesión que no vive sus mejores momentos. La falta de credibilidad de los medios, domesticados por intereses y necesidad de supervivencia en tiempos de cambio, ha empañado una forma de entender la información, y Spotlight se transforma en recuerdo casi nostálgico de esa capacidad de la noticia de revolver conciencias. Nos recuerda que un buen periodismo, libre y comprometido, es fundamental en una sociedad que se llama a sí misma civilizada, puesto que es desde el trabajo del reportero donde se señalan las carencias de un sistema muy lejos de ser perfecto. Spotlight relata los hechos ocurridos en la redacción del Boston Globe durante el año 2002, en los que se destaparon décadas de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos en Massachussets, con el silencio cómplice de toda una comunidad. La investigación de estos terribles sucesos es el pilar de la trama de la película, otorgando el punto de vista de unos periodistas incansables. A través de la búsqueda incesante en entrevistas, archivos, laberintos burocráticos y el silencio de los implicados, una pista escasa se convierte, en cada paso, en una madeja inabarcable con decenas de víctimas. El hecho de que las autoridades eclesiásticas intentasen ocultar el horror, no hace sino complicar la investigación, con todas las implicaciones morales y sociales que un escándalo así podría generar.