¿Y con los apegos cómo estamos?

Eliminar la dependencia emocional es posible. Para ello es uno mismo el que debe tomar la decisión de cambiar para tener una mejor calidad de vida. Las personas que sufren de apego excesivo no disfrutan de las relaciones, se enganchan en exceso y pierden su individualidad satisfactoria.

Hombres y mujeres lo padecen y sufren. Lo ideal es hacer una consulta psicológica para pedir ayuda y liberarse para así poder amar desde la libertad y la aceptación.

No solo existe la dependencia emocional en las relaciones de pareja, también se puede dar en amistades, con compañeros, familia y personas del entorno. En general, es una situación que puede establecerse en cualquier ámbito.

A continuación, brindamos un listado de situaciones y sentimientos para que evalúes si sufres este problema. Así, una persona con apego enfermizo o que tiene dependencia emocional se caracteriza de esta forma:
–Su felicidad se centra en una sola persona, no disfruta de otra cosa que no sea estar con quien ama o aprecia.
–Su alegría depende de cómo le tratan los demás y de lo que piensen de ella. Si se siente aceptada, todo genial; pero, como sienta que cae mal o que tienen mala opinión de ella, se esfuma la felicidad. Dependen en exceso de los demás para estar bien o mal.
–Evita a toda costa llevar la contraria para evitar enfrentamientos; le invade el temor a molestar o a ser rechazada.
–Antepone el deseo de otros al suyo propio. Se siente como si no tuviera capacidad de decisión. Su vida la manejan.
–Solo se siente bien consigo misma si se siente querida. Si no hay alguien a quien querer, se siente vacía, sin amor propio.
–Le invade el miedo a menudo, miedo a perder a esa o esas personas que tanto ama o aprecia. Ese miedo le impide disfrutar como debería de las relaciones.
–Cae fácilmente en los chantajes emocionales. No soportaría que por su culpa alguien se hiciera daño. Sacrifica su felicidad para dársela a otros.
–Prefiere sufrir, antes que dejar a la persona a la que está enganchada. No tiene la fortaleza de cortar un contacto porque tampoco siente que tiene la capacidad de salir adelante sin esa persona a la que quiere.
–Necesita al otro, si no la vida pierde total sentido.
–El sentimiento de culpa está a menudo con ella. Siente que es el responsable de la felicidad de los demás, ya sea su pareja, familia, amistades, etc. Se siente con la obligación de contentar a los demás y si no lo hace se siente culpable.
–Quiere tener el control de toda su vida, para tener la seguridad de que no le perderá. Se convierte en una especie de espía para seguir incluso las conversaciones que tiene con otras personas. Se obsesiona un poco con esa persona, deja de vivir su vida para seguir la del otro.
–La persona está tanto en el centro de su vida que sus amistades y demás pierden importancia para ella. Hay tendencia de aislamiento social; sólo le apetece estar con esa persona, y cuanto más tiempo diario, mejor.
–La relación genera ansiedad. La persona nunca está contenta porque quiere más, y sobre todo teme que la dejen, lo cual sería terrible porque no se imagina la vida sin esa persona.

A cualquiera le gustaría tener a alguien especial en nuestra vida, ese compañero o compañera. Lo que diferencia a una persona no dependiente es que cuando está solo/a puede tener momentos de melancolía, pero eso no le detiene para seguir disfrutando de otras facetas de su vida. La persona con dependencia emocional necesita al otro para disfrutar.