Virginia Mastroianni es chef, actualmente trabaja en Nelson Restobar. Ya no está en la elaboración de platos, ahora colabora en el salón. “Siempre que puedo me hago una escapada a la cocina; es donde me gusta estar”.
–¿Cómo se te dio por ser chef?
–Yo era ama de casa, estaba tranquila con mis tres hijos, Gianluca, Mateo y Donato, un día uno de ellos salió de la escuela y me dijo: “Mamá, ¿por qué vos no trabajás y todas las madres del colegio trabajan?”. Ahí dije bueno… hasta acá llegó la dedicación a la casa y los niños…
–La familia y la casa demandan mucho tiempo y trabajo también. ¿Qué hiciste?
–Estaba dedicada a ellos, a mi familia y además soy docente, pero parecía que tenía que salir a hacer otras cosas... y, como siempre me gusto la cocina, esta era una asignatura pendiente, lo traigo en la sangre, mi familia ha trabajado en cocinas, forma parte de mí.
–¿Sentís que es tu vocación?
–Sí, me gusta mucho, por eso me puse a estudiar y enseguida empecé a trabajar; es algo muy relacionado a cuando uno amamanta, por ejemplo. Hay un significado importante al momento de preparar los alimentos que no todo el mundo lo sabe.
–¿Qué sentís cuando cocinás?
–Alimentar al prójimo es darle amor. Cuando trabajás en una cocina grande y no es tu casa, de la misma forma sentís el placer cuando ves que otras personas están disfrutando tu comida. Más allá de que se trabaja muchas horas o el estrés que se vive cuando viene mucha gente, es súper placentero, algo hermoso, muy gratificante para mí.
–¿Cómo llegaste a Pinamar?
–Vine a la ciudad a hacer un negocio de verano que no se me dio por ese lado, fue por otro. En gastronomía me hicieron una propuesta laboral; eso implicaba que me quede a vivir aquí. Me costó porque mis hijos no quisieron venir; son adolescentes y tenían sus cosas.
–¿Te costó la decisión y adaptación?
–A costa de mucho esfuerzo, de ir y venir por verlos. Acá estamos haciendo lo que me gusta. Mucho no cuesta adaptarse a Pinamar; es hermoso y ya pasé mi primer invierno: es duro, pero trabajando se te pasa diferente, se hace mucho más llevadero todo.
–¿Cómo vas a encarar este invierno?
–Vamos a iniciar un ciclo en nuestro espacio dentro del restobar; queremos acercar arte, lectura, música como para que la gente también tenga dónde ir a pasar las tardes y las noches, así todos juntos compartir buenos momentos. Gracias a Dios, muchas personas se van acercando.
–Tienen una onda especial en el salón y en la cocina… ¿Puede ser?
–Sí, tal cual, en ambos lugares en el salón todo es reciclable, nada se tira, todo se aprovecha. En la decoración, como sucede en la cocina, queremos aprovechar todo al máximo, sin molestar al planeta.
–¿Cómo definirías tu cocina?
–Es muy práctica, como yo. Mi cocina se basa en eso, en no tener cosas extravagantes. Para eso hay lugares especializados. Lo mío es más simple y lo hago con mi corazón.
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NUEVO ENCUENTRO DE CONVERSACIONES CONSCIENTES
“Después de todo este tiempo el sol nunca le ha dicho a la luna ‘estás en deuda conmigo’... Pensar en lo que puede hacer un amor así... iluminar al mundo”.
Para eso tenemos que despertar nuestra consciencia.
Uno por uno...
En estas reuniones queremos encontrarnos para intercambiar, difundir, dar a conocer, distintas herramientas de salud, bienestar, vínculos, emociones, hábitos saludables alimenticios, de ejercicio físico, alegrar el espíritu y despertar nuestra alma.
Nuestro próximo ciclo es el sábado 15 de abril 17.30 en Albertina, Viejo Golf Pinamar, De las Artes y De los Aromos.
Temas a desarrollar: osteopatía, meditación, cocina baraka. Acompañados de un té, un café y la buena atención que nos brindan en el Golf.