El mejor camino siempre es la prevención

El 24 de septiembre es el Día Internacional del Cáncer de Tiroides y esta fecha es una buena oportunidad para hablar de un tema del cual nadie es ajeno.

En 2022 me diagnosticaron esta enfermedad y por eso siento que tengo casi la obligación de aprovechar este día para generar conciencia sobre los controles, tratamiento y compartir parte de mi propia experiencia. No soy médica ni profesional de la salud pero si mis vivencias sirven para ayudar a otras personas y darle visibilidad a algo que no es necesariamente visible pero a lo que le tenemos que prestar atención, bienvenidas sean.

Sin dudas la detección temprana es clave para aumentar las posibilidades de cura en la mayoría de las enfermedades. Yo tenía un nódulo desde hacía muchos años el cual controlaba anualmente y en un momento creció mucho. Era notorio, se sentía al tacto y me llamó la atención. Desde ya que el agrandamiento de la tiroides o de un nódulo puede deberse a muchas causas, la mayor parte de las cuales no necesariamente implican cáncer. Pero siempre es indispensable la consulta y control médico. En mi caso fue inmediata y haber actuado así fue muy importante. En este sentido, el cáncer de tiroides se diagnostica a través de un examen físico en el cual el médico palpa la zona del cuello para detectar cualquier bulto. No se detecta con los análisis de sangre de rutina sino que se deben medir los niveles de hormonas tiroideas y un marcador tumoral llamado calcitonina. También está indicada una ecografía del cuello para ver la tiroides en detalle y se biopsia una pequeña muestra del nódulo o de la glándula para analizarla en el laboratorio.

Reconozco que hasta ese momento no dimensionaba el impacto que la tiroides tiene en nuestra vida diaria. Es una glándula pequeña con forma de mariposa ubicada en la parte frontal del cuello, justo debajo de la nuez de Adán y pasa inadvertida pero tiene una serie de funciones claves para nuestra vida. En primer lugar produce hormonas que controlan el metabolismo, es decir, cómo el cuerpo usa la energía. Y también influyen en la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal y el peso.

Hay muchas enfermedades relacionadas con la tiroides. Es habitual que muchas personas tengan problemas en el funcionamiento de la tiroides, ya sea porque produce demasiadas hormonas (hipertiroidismo) o muy pocas (hipotiroidismo), y ambas situaciones pueden generar diversos problemas de salud.

En lo que respecta al cáncer de tiroides, aunque el diagnóstico puede ser temido, el pronóstico para pacientes que lo tienen es usualmente muy bueno.
El tratamiento a seguir en todas las formas de cáncer siempre es la cirugía. Generalmente se extirpa la glándula completa o gran parte del tejido tiroidea. Mi médico decidió extirpar la tiroides completa y lógicamente a partir de ese momento tengo que incorporar diariamente y de por vida las hormonas que mi cuerpo dejó de generar y controlar la dosis para mantener el equilibrio que mi organismo necesita.

Poco tiempo después de la cirugía tuve que aplicarme Yodo radioactivo, y sin dudas creo que toda la preparación previa a esto fue lo más difícil del tratamiento. Para poder recibir el Yodo se debe estar hipotiroidea y no haber comenzado a tomar la hormona que regula justamente nuestro metabolismo. También se debe realizar una dieta baja en sodio Estar hipotiroidea durante un tiempo prolongado, como fue mi caso, es algo absolutamente desagradable, desestabilizante, incómodo y complejo.

Afortunadamente, pasaron dos años de todo ese proceso y más allá de que siempre algunas palabras atemorizan, que nadie desea tener que someterse a cirugías o saber que debe incorporar determinados cuidados o medicación de por vida, mi vida es totalmente normal. Eso sí,fue desafiante y también transformador. Nunca sentí miedo ni incertidumbre porque siempre tuve el apoyo y acompañamiento de mi familia, amigos y equipo médico. Esto es lo más importante para fortalecerse ante las adversidades que a todos nos tocan en esta vida.

Hoy no pierdo de vista que debo ser ordenada y metódica con los controles periódicos. Aprendí que no debo minimizar nada que me afecte a nivel físico o psíquico. También tomé conciencia que no todo tiene que ver con lo que hacemos aunque es necesario ser cuidadoso y conciente de cada elección relacionada con nuestro estilo de vida. Porque aunque hay factores o situaciones que nos exceden y pueden favorecer la aparición de enfermedades es nuestra responsabilidad estar atentos, conocer nuestro cuerpo, estar en equilibrio, no enojarnos y tener una mirada positiva. Aprendí a valorar cada momento y a vivir más plenamente porque cuando se toma conciencia de la finitud de la vida, la abrazamos más fuerte y agradecemos este regalo.

El cuerpo nos envía mensajes y es nuestra obligación hacer algo con ellos. Ser responsables, tomar buenas decisiones, buscar ayuda en los profesionales indicados y ayudar a otros a transitar situaciones difíciles son siempre una excelente manera de transformarnos y evolucionar a nivel individual y como comunidad.

Por eso cada 24 de septiembre agradezco pero también comparto lo que sentí, lo que viví y mi experiencia porque puede haber alguien ahí a quien le sirva mi testimonio.

Habilitar y darle lugar a nuestras emociones para sanar es maravilloso. Gracias, gracias.