La última crónica de una noche de conquista feminista. Los detalles de las horas previas a la aprobación de la Ley IVE. Los reconocimientos, los manifiestos, la Campaña, las docentes defensoras de la ESI, las artistas, las actrices Argentinas, la votación, lo que sigue. La nueva historia.
Me comprometí a contar todo lo que vivimos la noche histórica del 29 /30 de diciembre cuando logramos la ley. Pasaron 10 días y la conquista ya no es noticia inmediata, pero la lucha sigue vigente como cualquier otro día. En lo personal, esta es la última crónica que entrego al Semanario y la disfruto, no me importa si pasó una semana y sigo escribiendo. Saboreo cada segundo vivido como si buscara sacarle el jugo a ese dulce, quiero estirar el gustito del alma. Y después de todo, una conquista tan importante, con tantos años de lucha atrás, y a la vez, tan significativa y simbólica de lo que viene pasando y seguirá ocurriendo en el siglo XXI con el Feminismo en Argentina y el mundo; ¿cómo no dedicarle páginas enteras? ¿Quién dice que se terminó de escribir el 30 de diciembre? El día histórico es el puntapié para seguir con lo que ya hacíamos, denunciábamos, gritábamos, porque si algo nos pasa hoy, mañana y cada día es que seguimos viviendo rodeadas de patriarcado, seguimos en la misma cultura que se resiste a cambiar, y recrudece la violencia en muchos casos. Debemos soportar los embates contra nuestra libertad como seres humanos. Como dice otra de las frases de nuestro movimiento, constantemente creativo y creador de esta nueva cultura: “No digas que a las mujeres no se las debe maltratar por ser madres, abuelas, hermanas, amigas, hijas o sobrinas; a las mujeres no se las maltrata simplemente porque somos seres humanos”. Pero esta concepción, tan básica para muchas de nosotres, parece no comprenderse aún para una parte de la sociedad.
Por eso, quizás porque logramos una conquista histórica pero seguimos padeciendo la guerra ideológica cultural, día tras día, es que recién empezamos a escribir los libros de una nueva historia política, social, cultural y económica. Solo es cuestión de tiempo. Ya hay mucha literatura feminista, no es de ayer y hoy. Como sabemos y repetimos reiteradas veces, esta lucha por reivindicar nuestros derechos no es de ahora, tenemos antecesoras destacadas del siglo XVII en adelante; nosotras las leemos y googleamos, pero todavía no se enseña ni se incorporan a los estudios curriculares, por ejemplo, de historia, así como todavía luchamos por una educación sexual integral, laica y científica. ¿Quién fue Olympes de Gouges y qué significó en la Revolución Francesa? ¿Por qué no incorporamos en la escuela primaria la historia de heroínas como Juana Azurduy? ¿Qué adolescente conoce a Julieta Lanteri y sus grandezas, en un mundo de hombres, a principios de 1900 en Argentina? Y así podemos hacer una lista interminable de mujeres de la historia que no están reconocidas, sólo se cuentan “próceres”. Desafiamos la historia contada porque pertenece a un mundo antropocéntrico, así como Walter Benjamin, filósofo alemán, sostenía que “debemos contar la historia a contrapelo, no por las voces de los vencedores, sino de los vencidos”.
Estamos haciendo eso, pero no nos conformamos con migajas, queremos y nos corresponde, cambiar esta historia mundial de desequilibro e injusticias, donde las “minorías” no son tal, sino “mayorías” y ponemos las cosas en su lugar porque las verdaderas “minorías” son los ricos y dueños del 80 % de las riquezas del mundo. Y las verdaderas “mayorías” somos nosotres, y nuestros/as hijos/as.
La noche del 30 de diciembre de 2020 será inolvidable y la queremos escribir, que quede asentada y se reproduzca en los libros de historia, política, Sociología y más. Que se estudie en las escuelas, en las Universidades y que la Perspectiva de género se transforme en la mirada social de la realidad, porque eso es lo que está pasando y no hay vuelta atrás. Aunque algunes no lo vean o comprendan todavía, estamos en pleno proceso de transformación cultural y aunque lleve años o dos siglos, es un camino de ida hacia otra fórmula de vida, relaciones y mundo. Porque el que construimos hasta acá, no va. Entre el daño ambiental, a nuestra propia casa y el daño social, a nuestra propia especie, ya no da para más.
Como no daba para más el debate aquella noche. Los argumentos del sector conservador del Senado se volvían repetitivos y ofensivos, cuando a lo largo de 2 años hubo tiempo para aprender y escuchar, se repitió mil veces que el aborto ya existe y las mujeres lo van a seguir haciendo, con ley o sin ley, porque no quieren embarazos no deseados. Se contaron miles de casos con nombre y apellido, se replicaron en los medios las muertes e injusticias de niñas menores que pedían la ILE y se las negaban, se explicó que la ley no obliga, hasta tuvimos que repetir que “nadie quiere abortar”, que ¡no es como ir a comprar pan o un par de zapatillas! Que ninguna mujer quiere pasar por eso! Pero que los hombres se dan media vuelta y se van y nadie los juzga, y etc. Miles de evidencias contra la misma pared de creencias y dogmas. Revelamos cifras, los resultados positivos de los países que ya lo tienen desde hace años. En fin, hasta el hartazgo se defendió la ley. Entonces, el nuevo artilugio de Senadores “celestes” fue decir que “es inconstitucional”. Se respondió también a esto.
Fueron horas de debate donde cada exposición la contabilizábamos para ir viendo la tendencia, que crecía hacia la aprobación. Nunca imaginamos que por tanta diferencia, respecto al 2018 y tampoco por el “off the record” que suponía una victoria pero siempre ajustada. Estuvimos haciendo notas dentro del recinto, como ya contamos en “Ellas si nos representan, y sabíamos que a las 21 horas arrancaban actividades y lecturas importantes en el escenario principal de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, apostada debajo del Congreso de la Nación. Allí fuimos con Regi, mi compañera, al sector destinado a la prensa, desde donde apenas podíamos ver una parte de la marea verde, hacia la plaza y una de las avenidas laterales, era imposible visualizar todo, sólo con drones. Desde el palco, se podía ver el vallado enorme y el gran despliegue policial que dividía la Plaza en dos. La marea verde bailaba, cantaba, como siempre, era una fiesta de alegría, tal cual lo contamos en la segunda crónica.
Uno de los momentos de oro, sobre el escenario, fue la lectura colectiva de la Red de docentes defensoras de la Educación Sexual Integral y del Aborto: "Somos cientas de cientas de docentes que a lo largo del país, educamos a les estudiantes para que vivan sin violencia. Es fundamental que este derecho se incorpore al marco educativo de la ESI"- mencionaban mientras nuestra mirada era atrapada también por el vallado del sector y unas 30 compañeras ubicadas debajo del escenario con carteles que revelaban los números de las niñas embarazadas y obligadas a parir en cada provincia del país.
"Obligar a las niñas a parir y forzar esas maternidades es TORTURA" – gritaban las docentes, quienes están todos los días en las aulas, en contacto directo con niñas y adolescentes. La marea verde respondía, con aplausos, canciones y alaridos, de esos que simbolizan haberlo vivido o visto, saber de lo que hablamos y sentir impotencia colectiva. Las docentes cerraron su profundo manifiesto, reclamando a la Cámara alta, insistentemente, por el Derecho al aborto y la Educación Sexual Integral, científica, laica y de calidad. #NIÑASNOMADRES y #LaProfeTeCree son dos de los hashtag representativos.
Mientras esperábamos a las siguientes voces, una performance lumínica se llevó toda nuestra atención y las luces de las cámaras se encendieron para mostrar el mensaje que decía: “ADIÓS a las perchas”. Muy fuerte y simbólico el adiós al aborto clandestino, el adiós a tanto dolor e injusticia, autoría de Amnistía Internacional Argentina, ONG por los Derechos Humanos.
Subieron al escenario las chicas de la Comisión Nacional de la Campaña: “Hoy es un día histórico, estamos en más de 120 ciudades de todo el país, en este momento en simultáneo, esperando que el Senado convierta en ley nuestra reivindicaciones. Una lucha que llevamos miles a lo largo de más de 15 años, con una Campaña federal que ha crecido en todas las provincias, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego. Quienes acompañamos los abortos, desde el sistema de salud, queremos que queda claro que LA SALUD ES INTEGRAL, así lo determina desde hace décadas la Organización Mundial de la Salud, de la cual Argentina es parte. El riesgo es todo aquello que pone en peligro la salud física, mental y social. El Estado no puede restringir este concepto”, fue parte del discurso profundo que remarcó la Campaña, recordando también que de salir la ley, estaremos atentas en cada rincón del país, para hacer que se cumpla con una perspectiva integral, de género y derechos humanos. “Esta marea está hecha de nuestras ancestras, de nuestras pibas y de las hermanas de toda América Latina, el Caribe y el mundo, que nos están acompañando. Este triunfo será para todes, para que sigamos ampliando derechos en cada espacio que habitamos.” – cerraron las compañeras reafirmando la consigna repetida por años “Educación Sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Luego, un pañuelazo multitudinario, al son de sus nombres y su memoria: Dora Coledesky, Lohana Berkins, Diana Sacayán y otras activistas, referentes de esta lucha, que ya no están entre nosotres. Al grito de “presentes, ahora y siempre”, se vivió un momento de emotividad y reconocimiento a esas antecesoras.
Siguieron pasando artistas por el escenario de la Campaña, mujeres del stand up con mucho humor feminista, la actriz, cantante y activista trans Susy Shock y al final, el colectivo de las Actrices Argentinas, que se mezclaron amorosamente con la marea verde, luego de dar fotos y notas, para esperar el momento deseado, el de la votación. Thelma Fardin, Laura Azcurra, Dolores Fonsi, Julieta Ortega, Soledad Villamil, Zuleika Esnal, entre otras. Si te quedabas ahí un rato, también podías cruzarte con escritoras y mujeres históricas, o con directoras de cine como Alejandra Perdomo, de “Cada 30 horas”, todas de yeans y zapatillas, lookeadas de verde y expectantes como cada una de las miles y miles.
En tanto, la marea esperaba, paciente, después de horas calurosas y un cansancio que no derrotaba la sed de la conquista. La marea esperaba en un breve descanso pero firme.
Antes de las 4 de la madrugada, se anunció el último orador, el Senador José Mayans por Formosa, en contra de la ley. La marea se puso de pie. Los argumentos del Senador ya no tenían más fuerza, eran una repetición. Las actrices Argentinas le gritaban a Mayans "basta chabón, no queremos escucharte más”, después de 20 minutos de exposición. La #mareaverde arengaba con “Aborto legal en el hospital, y levantaba pañuelos esperando gritar ese sueño colectivo. En un momento la pantalla enfoca a Cristina Fernández, con cara de " daleee...uffff" y la marea cercana al escenario explotó en risas y ovación. Era una conversación simultánea entre el recinto y las calles, emocionante. Había un ida y vuelta natural, espontáneo, parecía ya escrito.
Llego el anuncio del conteo y el silencio se hizo carne, los pañuelos formaban un escudo en alto, inconmensurable, y comenzó otra conversación (que al verla – luego- grabada en mi celular, mi hija adolescente lloró de la emoción). Cada vez que se manifestaba un positivo, la marea explotaba, luego SILENCIO, POSITIVO , EXPLOSION, SILENCIO y así hasta el resultado final que no lo pude describir en más palabras que “disculpen, estamos llorando”.
Con la cúpula iluminada con el logo verde de la campaña, las pantallas que replicaban “ES LEY, LO CONQUISTAMOS”, la marea verde con barbijos que saltaba, gritaba, entonaba los himnos feministas, se fundía en abrazos y llantos que hacían olvidar el año de distanciamiento y los siglos de hartazgo. Nosotras lagrimeábamos detrás de los celulares y la cámara profesional, no parábamos de grabar y cumplíamos con nuestro rol de comunicar y contar. El orgullo y la satisfacción se nos saltaba del pecho, el honor de haber estado ahí, el agradecimiento por no haber claudicado nunca y seguir nuestras convicciones y latidos, nuestra pasión por contar y mostrar, nuestro arte ensamblado, nuestro compañerismo, el pensar en nuestra lucha propia y la colectiva, el sentir que cambiamos la vida en algo a tantas y a nuestras hijas, todo era mucho y todo junto.
Recuerdo un instante, cuando un colega hombre, Periodista, filmaba también, registraba y me miro a los ojos, vio mis lágrimas y sonrió tan profundo desde el alma, con admiración, me dijo “son grosas”, pero no fue un mensaje individual, le hablaba a la marea, a través mío. Nos emocionamos y cada uno siguió haciendo lo suyo para contarles a ustedes lo vivido en un día histórico e inolvidable, para siempre.
Y colorín colorado…nada. Este cuento no se ha acabado. Recién comienza.
Periodista: Cecilia Bertolino @identidadfeminista
Fotos: Regina Salgado @regina_marfilm