Por Fernanda Grimaldi. Lic. en Relaciones Públicas, magíster en comunicación. Coach y Directora de Lindo Comunicación.
En una de nuestras últimas columnas hablamos de la importancia del líder en la conformación de los equipos de trabajo. Hoy le propongo profundizar el concepto del líder como coach.
Liderar y seguir a otro, son dos dinámicas necesarias para el liderazgo. En nuestras relaciones laborales siempre estamos liderando o siendo liderados. Y eso no está basado en la posición o puesto de trabajo, sino que es una función de nuestra interpretación de quienes somos, de nuestro entorno y de nuestros compromisos. Por eso no tiene lugar o sucede solo en las conversaciones internas de cada persona (sus elecciones), sino en el contexto de sus relaciones y en la coordinación de acciones con otros. Por ello se afirma que el liderazgo es un fenómeno social.
Las organizaciones del siglo XXI están orientadas al desarrollo de su gente porque comprenden que son las personas las que logran la visión, la misión y las metas organizacionales y guiados por valores, definen el comportamiento que se traduce en los indicadores de procesos y resultados en las empresas.
Y para ello una herramienta indispensable es el coaching. El coaching está relacionado con el cambio a distintos niveles y es clave en el desarrollo del liderazgo. Permite mejorar las competencias de una persona, las técnicas de aprendizaje, los valores, las creencias y los comportamientos tanto en el ámbito personal como organizacional. El reconocido autor Daniel Goleman sostiene que el coaching gerencial permite desarrollar a la gente, según metas y competencias y que se debe utilizar para ayudar a las personas a mejorar su desempeño y a desarrollar fortalezas a largo plazo. Y para que el gerente como coach pueda acompañar a sus colaboradores y equipos en forma efectiva, debe tener fuertes competencias en varias áreas. Todos los especialistas coinciden en que el líder como coach debe estar comprometido con las personas, los equipos y la organización, de tal manera que oriente sus esfuerzos hacia un quehacer integral que facilite el aprendizaje de todas las partes.
La escucha activa es una de las principales habilidades que debe desarrollar un líder coach, porque es la llave para establecer una buena comunicación. Ser impecable e implacable tiene que ver con ser el mejor ejemplo y versión de sí mismo para desde ahí estimular e impulsar al equipo. Y la coherencia entre el decir, el hacer y el ser y la asertividad son los disparadores imprescindibles para generar empatía permanente en todos los ámbitos.
Otro punto es cuestionarse. Darse tiempo y espacio para reflexionar, revisar creencias, poner a prueba lo dado, lo conocido permite encontrar nuevas maneras de hacer. El líder coach tiene la capacidad de reconocer y aceptar que no sabe todo y eso lo convierte en una persona en constante crecimiento y transformación. De la mano de esto aparece el feedback como elemento propio y necesario de todas las relaciones humanas. Lo que diferencia justamente al líder coach es la capacidad de transformar el feedback en algo cotidiano y transformarlo en la gran oportunidad para mejorar
Los conflictos son parte inherente de todo equipo y organización y en este aspecto el líder coach aprende a escuchar, a procesar rápidamente, a motivar y sembrar el espíritu de la duda pero también acercar posiciones para lograr los mejores acuerdos.
A otro nivel es importante que el líder coach busque simplificar y gestionar los procesos cotidianamente de una manera espontánea, sin tanto esfuerzo ni desgaste. Esto ayuda a manejar la energía y equilibrar la productividad y permite mayor equilibrio en la calidad de vida profesional y en las relaciones interpersonales.
El rol del coach no es aconsejar, sino ayudar a pensar, a encontrar las propias soluciones a partir de las capacidades de un profesional. La función de un líder coach es colaborar para que las personas alcancen su máximo potencial. Si la práctica sólo consiste en guiar a una persona, se crea una dependencia y en realidad lo que se busca es posibilitar que las personas encuentren nuevas maneras de pensar y resuelvan por sí mismas. Y a partir de allí, se enfrenten y solucionen las situaciones que se les van presentando en un escenario diferente y cambiante. El coach tratará que la persona en el momento en que esté sola, sepa enfrentar las problemáticas con la que se enfrenta en el día a día, pero ya tendrá una gimnasia aprehendida de cómo pensar y una mayor predisposición a ver las cosas de otra manera.