El Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei lleva adelante una tarea de capacitación constante a miles de mujeres en diversos puntos del país, asimismo acciones de concientización en contra de la violencia de género e intrafamiliar. El doctor Julio César Torrada es su presidente y representante de causas de femicidios, como es el caso de Beatriz Regal y Jorge Taddei, quienes comparten ya un camino de vida con el mismo sentido a través del trabajo conjunto. Según las declaraciones de Torrada, “hay una reacción machista, con mayor ferocidad y violencia extrema, que se puede observar claramente en la cantidad de femicidios cometidos desde octubre, y tenemos que dejar de mirar para otro lado, ya que tenemos mujeres que pierden el miedo, salen de su aislamiento y logran pedir ayuda, pero desde el Estado no se le están brindando las herramientas de protección necesarias y, hay que decirlo, las están matando. Fueron 133 los crímenes de mujeres cometidos en un contexto de violencia machista en los últimos 100 días. Las dos marchas masivas que tuvimos en el 2016 son un síntoma inequívoco de que las mujeres están hartas del maltrato y de los femicidios, y la reacción machista a ese nuevo paradigma que se propone es absolutamente salvaje, por eso necesitamos de un plan integral de abordaje. En el Instituto Wanda Taddei, y lo mismo ocurre en decenas de asociaciones que luchan contra la violencia machista, tenemos muchísimos casos de mujeres que denuncian, interpelan a sus golpeadores, porque dejan de sentirse solas, y en ese marco son amenazadas por los sujetos con toda impunidad justamente por pedir ayuda”, detalló el abogado Torrada, quien además no duda a la hora de remarcar el mensaje de responsabilidad hacia la clase política dirigente, como lo hiciera ya en noviembre de 2015 en la sede del recinto legislativo de Pinamar, donde declaró: “Funcionarios del gobierno, dejen el piripipi”. Esta vez, el especialista contraataca afirmando que “uno de los mayores problemas es que hay mucha clase política y funcionarios que hacen turismo con la violencia de género, se sacan fotos con los cartelitos, pero no hacen nada en territorio con las víctimas, articulando recursos, ni instrumentan nada, se trabaja sin un programa integral, y todo se reduce a reacciones esporádicas y aisladas, que no terminan de generar una verdadera red de contención, ayuda y protección de las víctimas que denuncian porque quieren seguir estando vivas”.