72 horas de paro por falta de insumos y tercerización de mano de obra

Así se podría catalogar la primera acción de un reclamo que empezó como una queja ante el mal trato y la subestimación del personal en la negociación del salario. Se acrecentó con los últimos contratos que se realizaron con empresas privadas para tareas que efectuaban anteriormente los empleados municipales.

El Sindicato de Trabajadores Municipales de Pinamar (STMP) inició la semana con una medida de fuerza tras la última oferta realizada por el Ejecutivo de un incremento salarial en cuatro cuotas: la primera, de un 7,75%, que se otorgaría en mayo; un 4,56% incorporado en agosto; otro 4,56% en noviembre; y la cuota final, de un 4,56% en marzo de 2018. En un claro alineamiento con el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, desde la jefatura del Municipio se pretende sostener el reclamo salarial en un tope del 23% pero en cuotas, tal y como María Eugenia Vidal lo está ofreciendo a los gremios docentes.

La cuestión es que como medida de reclamo, el STMP decidió un quite de colaboración de 72 horas, es decir que desde el lunes y hasta el miércoles en principio, los empleados municipales estarían asistiendo a sus lugares de trabajo pero sin realizar tareas, salvo unos pocos que no se adhirieron, además de los directores, quienes se encuentran atendiendo a los vecinos que se acercan a las oficinas municipales. Sin embargo, para muchos, la falta de colaboración se nota poco, y esto quizás se debe a que tras los primeros meses de gestión de Cambiemos, en muchas áreas se bajaron los brazos, frente a la soberbia y la altanería que mostraron desde el comienzo de la gestión varios de los funcionarios ingresantes.

Al parecer, según cuentan los rumores, varios directores y secretarios llegaron a sus nuevos puestos con mucho ímpetu, y sobre todo con la firme convicción de conocer las respuestas para todo, desconociendo así los años de experiencia de muchos empleados, y en algunos casos “maltratando” a aquellos que quisieron aportar ideas o soluciones. En vista de esta actuación de muchos directivos, sumada seguramente al hecho de que el aumento salarial del año pasado dejó un sabor amargo en los municipales, y a que los reclamos por falta de herramientas y mantenimiento de los vehículos siguen igual de vigentes, se pudo observar a partir de mediados del año pasado un cambio en la actitud de la mayoría de los empleados municipales; se podría decir que dejaron de esforzarse. No dejaron de trabajar, siguieron asistiendo regularmente a sus puestos de trabajo, siguieron atendiendo a la gente y realizando sus tareas, pero al mínimo. Como un guiso que se cuece a fuego lento, la situación de hoy parece haberse preparado entonces, despacito, reclamando por herramientas, ropa, el arreglo de los vehículos, sin dejar de trabajar, pero bajando el ritmo. Para colmo, con la llegada de Cambiemos se logró un gobierno sordo que desoye hasta los consejos más bienintencionados. Y así se fue cocinando esta medida de fuerza que hoy llega casi sin esfuerzo al Municipio, donde casi ni se nota, porque a muchos que antes dejaban alma y vida en sus puestos de trabajo, comprando lo que hacía falta de sus bolsillos, emparchando, arreglando lo que era posible arreglar con las tripas de lo que ya no tenía solución. Ésos, que antes ponían todo, porque estaban orgullosos de ser municipales, se nota que hace un tiempo que no sienten lo mismo, que de sus bocas aflora entre dientes un “si tanto sabés, resolvelo vos solo”, y así hoy están de medida de fuerza, una medida de fuerza que, si bien ahora es oficial, parece que arrancó hace rato…