A primera vista

Por Debbie Correa

Tarde de lluvia.
Me pongo los auriculares y me conecto a Spotify.
Busco, busco... ¿Qué quiero escuchar? ¡Aznar!
Pongo aleatorio y aparece como primer tema A primera vista, que ya había escuchado infinidad de veces, pero no me había sensibilizado tanto.

“Cuando me llamó, allá fui./ Cuando me di cuenta, estaba ahí./ Cuando te encontré, me perdí./ En cuanto te vi, me enamoré./
oh, oh, amara zaia zoe, zaia zaia...”.

Me emociono.
¿Qué cuerda de mi interior está tocando esta canción que antes no me afectó así?
Pienso que el Amor es la fuerza más poderosa del Universo y que ni el tiempo ni la muerte pueden destruirlo.

Pero nada tiene que ver con mis recuerdos ni con mis muertos amados.
Es diferente.
Es la sensación de estar impregnada de un amor tan profundo y tan puro que hace saltar lagrimitas de plenitud, no de tristeza.

Conocer a alguien que sentís que amás de antes y que, sin embargo, nada tiene que ver con el amor en la forma en que normalmente lo conocemos.
No es de cuerpos.
No es de sexos.
Es de almas.

Las personas con las cuales nos relacionamos en este plano, estuvieron evidentemente cerca nuestro en vidas anteriores y reencarnamos para regresar junto a quienes debemos estar.

La vida, como escribí hace poco, me sigue regalando la posibilidad de abrir mi corazón y mi alma para dar y recibir amor, de la forma más primitiva: sin planteos, fluyendo.

Tan simple como eso.