Adolescencia política, un rasgo de estos tiempos

Esta característica se ve reflejada en actitudes teñidas por la disputa verbal, no muy alejadas del capricho, donde el clima electoral irá haciendo prevalecer su influencia en las decisiones de los actores políticos.

Casi finalizando el año 2016, el Departamento Ejecutivo envió una autorización para llamar a licitación por la basura, sin aportar el pliego de bases y condiciones pero dejando varias ventanas abiertas por las que una tercerización del servicio podría haberse incluido. Por la falta de documentación suficiente, por la posibilidad de dar carta abierta en un tema tan sensible y por la urgencia con la que fue presentado el proyecto de ordenanza, la oposición se opuso en aquella ocasión, dejando al Ejecutivo en la obligación de prorrogar el contrato con Covelia a la espera del nuevo período ordinario.

En aquel entonces, el jefe de Gabinete y ex secretario de Hacienda (aunque a veces parece continuar siéndolo), Federico Panzieri, había explicado que pretendía llamar a licitación antes que prorrogar, porque la prórroga terminaba saliendo muy cara, y sin la posibilidad de exigir más allá de un pliego que ya estaba desfasado con respecto a la realidad pinamarense vigente. Aún así, las excusas no fueron suficientes, así como no lo fueron los votos, por lo que debieron recurrir a la consabida prórroga del contrato por la basura.

Al comenzar el año legislativo 2017, en su discurso de apertura, el intendente, Martín Yeza, “retó” a los concejales de la oposición por haber denegado el permiso para llamar a licitación, recordando la importancia de tratar un tema de esa magnitud y la urgencia que tenía el partido de realizar un llamado a licitación con un nuevo contrato que abarque las necesidades actuales de Pinamar. Sin embargo, parecería que aquellas palabras emitidas hace tan poco, y el apuro que presentaran los funcionarios de Gobierno y Hacienda para que se aprobara el llamado a licitación se han disipado con la temporada, puesto que hasta la fecha la documentación correspondiente sigue sin llegar al Honorable Concejo Deliberante de Pinamar, por lo que, más allá de las buenas o malas intenciones que puedan llegar a tener los ediles, poco pueden hacer al respecto si el proyecto sigue sin ser enviado.

Es entonces donde resulta llamativo que aquella urgencia planteada por el Ejecutivo, hoy haya desaparecido. Es por demás entendible la celeridad que se pedía, porque es cierto que el contrato está vencido y que se requiere de un nuevo análisis de las necesidades del Partido de Pinamar en relación a la recolección de residuos sólidos urbanos; pero por eso no se entiende, entonces, por qué aún hoy no se acerca la documentación. Cabe analizar si aquello no fue más que una “movida política”, a sabiendas de que no sería aprobado, ya que entonces y aún hoy fueron varios los funcionarios que utilizaron los medios para despotricar contra una oposición que se dedica a “trabar” la gestión de la actual administración.

Mientras tanto, en la última sesión el Concejo aprobó una solicitud al Departamento Ejecutivo de que envíe para su tratamiento el pliego de bases y condiciones, a fin de autorizar el llamado a licitación pública de la recolección de residuos sólidos urbanos.

En tales circunstancias, resta averiguar si lo que interesa es la disputa política, o los intereses y necesidades de la gente. Si esto último fuera acaso lo más importante, el proyecto con el pliego no debería demorar mucho más en llegar al HCD, para que éste tenga oportunidad de analizarlo con tiempo y así poder avanzar en un nuevo contrato. Pero, claro está, también cabe la posibilidad de que lo más importante sea la reyerta política, por lo que tal vez las idas y vueltas alrededor de la responsabilidad por la falta de un nuevo llamado a licitación sean en realidad lo que se busca y, de ser así… pues los pinamarenses deberemos esperar sentados la concreción de un nuevo contrato. De a poco, los pinamarenses, sin desearlo, ya empiezan a sufrir las especulaciones de un año político.