Agencias, consultores y empresas, una relación particular

Elegir una agencia o consultora en comunicación y marketing puede ser una tarea más difícil de lo que creemos.

Este proceso es similar al de elegir una pareja porque también con ellos compartiremos mucho tiempo, deberemos negociar y acordar diferentes cuestiones. Y como en la vida estas elecciones pueden funcionar de maravillas y en otras los resultados pueden ser un fracaso estrepitoso.

Muchas veces se escucha que los clientes se quejan por no recibir de las agencias el trato y dedicación que esperan y desean y eso redunda en una mala comunicación.

Hay agencias y consultoras para todas las empresas, emprendimientos o comercios. Una de las claves está en elegir una consultora que coincida con la filosofía y tamaño de quien será el cliente. También importa el sector y objetivos que se desean lograr. Por eso al iniciar el proceso de búsqueda la empresa o cliente deberá tener una descripción clara de los servicios que requeriremos. Hay que tener en cuenta que las agencias invierten mucho tiempo en preparar una propuesta que sea competitiva y atractiva porque saben que van a estar siendo evaluadas y comparadas antes de ser elegidas. Y por ello cuanto más información se le brinde en el brief, mejor será la propuesta que se pueda presentar.

Definitivamente es un proceso que puede llevar algo de tiempo porque requerirá conocerse, evaluar la propuesta, la trayectoria, los antecedentes, la experiencia en el mercado y equipo de trabajo.

Desde mi experiencia personal he estado de ambos lados del mostrador y puedo dar fe que, como en la vida misma, son fundamentales cuestiones como el vínculo que se establece con quien atenderá la cuenta. He tenido la oportunidad de trabajar con algunas de las mejores agencias internacionales, sin embargo, en algún caso dejaron la cuenta en manos de alguien inexperto, sin las credenciales necesarias para brindar el asesoramiento, seguimiento y atención que en algunos casos necesitábamos. Por eso este punto es clave. La experiencia y formación de quien gestione y lleve adelante la relación con el cliente es el primer punto a tener en cuenta.

Otro punto es el nivel de conocimiento y especialización en un sector. Hay industrias en las cuáles el conocimiento técnico o de la actividad es imprescindible si se quiere lograr una comunicación fluida y ágil entre la empresa y la agencia o consultora. Desde ya esto tiene sus pro y sus contras, porque también puede pasar que algunas agencias pierdan frescura, originalidad y creatividad al estar demasiado acostumbrados a trabajar en un sector determinado y podemos llegar a sentir cierta reiteración y rutinas que no terminan proponiendo el desafío que es necesario para empujar y lograr los resultados buscados.

La rotación de los clientes es también un indicador a tener en cuenta. Si la agencia cuenta con clientes de mucho tiempo, con quienes viene trabajando desde hace tiempo, seguramente sea porque hay valor en esa relación. Nadie va a mantener un contrato con alguien que no le aporta valor, no logra tener una buena sintonía y no obtiene los resultados esperados.

El nivel de creatividad y de propuestas que ofrezca la agencia es importantísimo, sin dudas, así como el precio. Ambos aspectos son relevantes. No hay que caer en la trampa de priorizar solo el precio bajo. Se entiende que en estos momentos este tema es insoslayable pero a veces el precio bajo habla del poco tiempo que se le asignará a cada cuenta o de la calidad profesional del equipo. Es cierto que el precio bajo puede también obedecer al interés en ganar la cuenta. Una recomendación es no creer que porque nos pasaron un presupuesto más alto tendremos mejores resultados.

En este sentido también es interesante evaluar la modalidad y forma de pago. Existen distintas opciones: fee mensual, que implica un pago mensual, facturación por horas de trabajo o facturación por producto o servicio solicitado.

En resumen, no minimicemos esta instancia de elección porque puede ser una excelente oportunidad para hacer una evaluación más exhaustiva, reunir información y tomar una decisión en base a hechos, datos y resultados. Y eso para cualquier empresario es imprescindible.