Ante los despidos, el STM endurece su postura

Hace un par de días comenzaron las medidas del quite de colaboración. La queja es por los despidos en el área de Salud y la suspensión de las guardias en la sala de Valeria del Mar.

Pareciera que cada dos años la relación laboral de los trabajadores con el Ejecutivo está en un punto de equilibrio; esto ocurre de manera coincidente con que es un año electoral.

Alternadamente, y también cada dos años, se produce un enfrentamiento entre las dos partes, donde el conflicto tiene que ver con que no se satisfacen las necesidades económicas de los municipales. Esto no ocurre en un año político.

El porqué de esta relación tortuosa nos hace preguntarnos dónde está el error. Pablo Iraola es el actual vocero de prensa del Sindicato de Trabajadores Municipales de Pinamar (STMP).

–¿Qué es lo que falla?
–Yo creo que lo que falla primeramente es entender de que uno, una vez que asume su rol, sea en el Ejecutivo o en el Legislativo, se debe netamente a la comunidad de Pinamar. Entonces, deben olvidar la bandera política y entender que una vez que asumen trabajan para Pinamar. Yo creo que, si hoy analizan el escenario en el que estamos y la realidad a la que nos llevaron, ya sea como empleado municipal o comunidad, las dos entidades nos llevaron a esto. Entonces, creo netamente con lo que hoy se puede ver y por lo que hoy expresa la comunidad de Pinamar en el área de Salud y en el área de Seguridad y futuramente después del 15 de febrero en el recorte hacia los servicios urbanos, estamos hablando acá que lo que falta es un consenso y entender que tienen que trabajar para Pinamar y no para su partido político.

–Se había hablado de despidos en Salud… y que la restricción se debería a algunos excesos por parte de los profesionales.
–Si el ingrediente es que hay médicos que tienen una carga horaria y no la cumplen, para eso está su jefe. Yo creo que si tenés a alguien que va a cumplir una jornada de ocho horas y vos le pagas ocho y trabaja cuatro, la problemática sería tuya, de corregir que ese empleado trabaje la cantidad de horas que vos le pagás. Ahora, si vos querés excusarte con eso en relación al derecho de atención a la salud que pueda llegar a tener la gente, estaríamos viéndolo de otra manera porque nosotros sabemos bien lo que cuesta salir con un vehículo desde Cariló y, más precisamente, si no, tenés que ir a Valería y tenés que llegar a Pinamar. Sabemos bien lo que es para el ciudadano de todo el año de Ostende que no tiene un vehículo, ya sea una moto o un auto que sea de su propiedad, que lo pueda usar él, cuando él lo disponga y ante el caso de emergencia que él lo necesite: debe trasladarse primeramente en un taxi o en un remis hacia El Hospital Comunitario de Pinamar. Entonces, le estamos quitando la oportunidad, primero en distancia y después en tiempo, de que pueda recibir una atención básica de salud que a veces marca la diferencia entre la vida y la muerte. Si sus números están desmedidos, que no lo cierren y que lo controlen; eso creo que sería la actitud más adulta, más profesional y más acorde a la comunidad de Pinamar, que necesita tener un servicio de salud en su cercanía.

–¿Qué cantidad de personal quedaría afuera con esta medida?
–No sabría decirte. En primera instancia vamos a hablar sobre los casos certeros, que fueron quince notificaciones. Desconozco si en el transcurso del fin de semana hubo más notificaciones.

–¿Estamos en presencia de una puesta en escena política?
–Yo creo que sí, porque si hubiesen querido encontrar la solución hubiera recaído en lo que proponía el Sindicato de Trabajadores Municipales, que era en el consenso; no solo aprobar el proyecto que plantea el Ejecutivo, sino buscar una contrapropuesta, un proyecto que pueda subsanar esto y en los dos capítulos que tuvieron de la mesa tripartita no tuvieron la capacidad para hacerlo.

–¿Habrá más despidos? ¿Considera que es difícil que el gobierno rectifique su decisión?
–No solo esto, lo sabemos bien y lo hemos advertido con la calidad y preocupación que necesitaba la problemática. Por eso hemos trabajado casi con dos meses de anticipación para que esto no suceda; porque, si nosotros no hubiésemos intervenido, esto se hubiese llevado adelante tiempo atrás, el 31 de diciembre de 2017, cuando ellos ya querían reducir los contratos. Entonces, ya está demarcado desde el punto de partida que si tuvieron dos oportunidades para consensuar y no lo lograron es porque por ahí hay intereses políticos que no se traslucen en la mesa y que dejan afuera lo que es el interés y la necesidad de la comunidad de Pinamar y recaen sobre el interés político de cada una de las facciones.

–¿Compartís la idea de que habría que ahorrar y ser más austero en la administración?
–Nosotros, eso lo venimos demostrando porque fuimos los primeros que denunciamos el ingreso desmedido y a veces por ahí la paga hacia ciertas personas que cumplen funciones que todavía no se pueden acreditar. Entonces, esto quedó demostrado al inicio del año pasado, cuando comenzamos con esta clase de reclamos. Los sueldos siempre están por debajo de la inflación. Eso genera que cuando uno quiere afrontar los gastos de la vida diaria no pueda hacerlo. Como bien decís, tiene que haber una reorganización y control del gasto pero esto no puede recaer, bajo ningún concepto, en bajar la prestación de servicios que tiene Pinamar.

–¿Es la misma intensidad de preocupación la que sienten cuando ingresa personal de manera indiscriminada que cuando ven que los compañeros son despedidos?
–Exactamente. Yo creo que acá tuvimos la suerte de enterarnos con más tiempo, con más anticipación, por ese memorándum que difundió el Poder Ejecutivo. Con relación a los ingresos, nos enteramos de que esa persona ingresó ya cuando está presentándose en su lugar de trabajo y recibimos la noticia a través de un compañero de trabajo.