“Argentina está triste y llora por la corrupción”

Esta aseveración le corresponde al doctor Francisco Benard, quien no desperdicia oportunidad de mostrarse como un enconado luchador contra la corrupción.

Francisco Benard es abogado, periodista y poeta, además de ser un acérrimo enemigo de la corrupción, entre otras luchas que lleva adelante, como la de reivindicar la recuperación de nuestras Islas Malvinas.

Verborrágico e hiperactivo, recorre el país con su portafolio, lo que no sería nada extraño, salvo por las leyendas que se pueden observar en cada costado de este elemento.

–¿Cuándo comienza a difundir esta idea con este medio tan ingenioso?
–Este bolso no comenzó a circular en la Argentina el 11 de diciembre de 2015, este bolso comencé a utilizarlo en el año 2001, cuando vinieron las grandes manifestaciones ocurridas en la época de De la Rúa con el famoso corralito. Evidentemente, esto que dice “la patria Argentina está triste y llora por la corrupción” fue tapa del diario Clarín en el año 2002, cuando, en la parte superior del diario, Duhalde decía: “Yo no soy un presidente débil”. Fue tapa del diario Crónica en las grandes manifestaciones frente a los bancos yo caminaba por las calles y sigo caminando desde entonces a la fecha porque estoy convencido, recontra convencido, de que el gran drama, no sólo argentino sino latinoamericano, es el tema de la corrupción. En África hace muy poco derrocaron al presidente Suma por corrupto y el actual presidente hizo dos cosas: Suma, a la cárcel, no es una decisión política, es una decisión judicial, y otra cosa fue decirle al pueblo: “El que roba les está robando a los pobres”. El papa Francisco, no hace mucho, lo dijo en Chile; se quedó alarmado por el tema de la corrupción en Latinoamérica. En mi opinión, se acordó un poco tarde porque el tema de la corrupción ya era vox populi durante el gobierno kirchnerista. ,

–¿Considera que no hay un marco legal que pueda terminar con la corrupción?

–Desde el 2015 a la fecha, en el Parlamento se discuten algunas leyes, como la ley de extinción de dominio. Hace varios años, y me acuerdo muy bien, no solo en diarios nacionales sino también en diarios extranjeros, como Hoy Bolivia y también en Chile, El Mercurio, yo escribía que el Estado debía encarcelar a los corruptos, empresarios y políticos, porque no hay corrupción política si no hay corrupción empresarial. Hace pocos días fui a la misa de Pascuas y hacía este razonamiento: todos los católicos conocemos que hay un mandamiento, que es el quinto, “no robar”; entonces, no puedo admitir que se robe tanto, debe haber una ley en el Congreso que diga: “La corrupción es un delito de lesa humanidad”. Lo vengo diciendo hace años; debe ser imprescriptible. Hay temas, como el de la corrupción, donde tiene que haber un acuerdo político. No es una ley una ley anticorrupción el resultado de un solo partido político que gobierna sino que es un problema común a todos los partidos políticos y esas leyes tienen que ser aprobadas por unanimidad; lo que ocurre es que en política se protegen unos a los otros y temen que se tomen algunas decisiones que terminen por encarcelar a los amigos.

–¿Ha hecho algo al respecto, para que su proyecto se conozca?
–Hace muy poquito tiempo yo escribí una carta de lectores en el diario La Nación y la sacaron bastante para que la gente la leyera y yo decía que es necesario, porque el presidente de la Nación en el último discurso inaugural en el Congreso no mencionó el tema de la extinción de dominio. Yo digo: los diputados de Cambiemos deben impulsar la aprobación inmediata de esta ley de extinción del dominio y este tema tiene que ser discutido racionalmente con los opositores porque la aprobación va a ser una causal de alegría para todos porque no hay dinero para pagarles a los maestros, no hay dinero para pagarles a los policías. Todo el mundo se queja y pide aumento. ¿De dónde vamos a sacar la plata? Recuperemos todo lo que se robó y, después, que el gobierno le diga a Baradel, que les diga a los policías: “Ahora sí, va a haber aumentos”. Pero, si no hay plata, tenemos que recuperar todo eso.

–¿Estaríamos frente a un problema cultural?
–Yo vengo de una familia francesa. Me eduqué en Francia. Tengo una educación latina, pero viví muchos años en Europa, y la cultura es diferente. Merkel decía: “Europa tiene las instituciones que la sociedad le requiere”. Léase: instituciones serias, firmes y confiables. Ahora, yo me digo: Argentina tiene hoy el privilegio, gracias a Susana Malcorra, que fue inteligentísima, de presidir el G20. Argentina tiene que ponerse a la altura de las grandes instituciones europeas; no puede seguir siendo un país subdesarrollado.

–¿Y puede citar a algún político que ejemplifique la honestidad y la ausencia de corrupción?
–Sí. Se trata de un amigo de muchos años, el doctor Alberto Asseff, ex diputado nacional y actual diputado por el Parlasur, presidente del Partido Unir. Es un gran amigo y honesto político, para quien dentro de su encuadre político ha sido siempre un abanderado contra la corrupción.