Aves, conocerlas para protegerlas

La segunda mitad del siglo XX fue testigo de un cambio revolucionario en la sociedad argentina a favor de la cultura conservacionista nacional.

Un pilar importante de esta transformación fue el incremento en el interés por el avistaje, el conocimiento y la fotografía de las aves; punto éste que nos llevó a tomar conciencia de que la presencia de aves es indicador de la salud del ambiente en que se encuentran junto a y en equilibrio con las demás especies de plantas y animales y los seres humanos.

El naturalista Raúl Balla, en su nuevo libro Aves de las Sierras Centrales de Argentina, dice que “las aves aportan grandes beneficios, son controladores de plagas, atrapan pequeños roedores y diversidad de insectos; son dispersoras de semillas, polinizadoras, limpiadoras y en general muy eficientes en realizar todas estas tareas por las cuales no piden nada a cambio”. Y agrega que “la observación de aves nos sorprende constantemente, nos permite conocer ambientes naturales muy variados y fomenta el encuentro de personas que comparten un mismo interés”. Las aves son un medio que nos permite descubrir, manifestar y finalmente difundir nuestro amor por la Naturaleza y la protección de su patrimonio. Esto nos hace mejores y más sinceros y solidarios como personas.

En estas últimas décadas son cada vez más numerosos los grupos de gente de todas las edades y condiciones que se nuclean para disfrutar de las actividades ornitófilas, para promover el conocimiento y la protección de las aves y sus ambientes naturales a nivel global, ya que éstas no saben de fronteras: la paloma antártica que vemos “hoy” en nuestras playas estuvo “ayer” en las playas de las islas del continente antártico. Cada vez más gente se moviliza en pro de la conservación de un planeta para todos los seres vivos. Cada vez más gente siente un impulso legítimo de conocerlas para protegerlas, de conocerlas para protegernos a nosotros mismos.