Back to the future

Hoy, viernes 15 de septiembre de 2017, finaliza el plazo para inscribirse como oradores en la Audiencia Pública que tratará sobre la reforma del Código de Ordenamiento Urbano de nuestra ciudad.

Te pido que, si no lo hiciste y recién agarraste el diario, vayas a inscribirte. Si la fecha ya pasó, roguemos que no sea demasiado tarde, ya que nuestro futuro depende de ello.

Para anotarse, en el HCD, de 9 a 14 (Tritones 90). La audiencia será el día martes 19 de septiembre, a las 14, en el Salón de audiencias de la Unidad Sanitaria de Valeria del Mar (Guanca y El Cano).

¿Por qué quiero comentar sobre esta situación? Porque como persona nacida en Pinamar, hijo de pioneros y habiendo tenido la decisión de hacer mi vida en la ciudad que me vio nacer, es que tengo mucha preocupación. Es una preocupación genuina de no saber qué ciudad vamos a tener. Qué ciudad nos vamos a encontrar en algunos años y fundamentalmente por qué estamos dejando que decisiones trascendentales para nuestra vida las tomen en parte personas a las que no les da el piné o no están a la altura de semejante acontecimiento.

Hemos visto que algunos sectores quisieron evitar la obligatoriedad de respetar las leyes ambientales que hasta hoy no se han cumplido. Hubo un inexplicable apuro por llamar a audiencia pública sin contar con los dictámenes técnicos ni científicos sobre el recurso hídrico de nuestro partido, la infraestructura de agua potable, de cloacas, de la planta depuradora, ni el informe de impacto ambiental, todo para un anteproyecto de reforma del COU que prevé un aumento de densidad poblacional de las actuales 300 mil personas a casi medio millón. Por suerte, a la fecha, ya se acordó que luego de la audiencia pública se realice el estudio de impacto ambiental, cosa que es lógica, ya que primero debemos saber qué proyecto hemos aceptado y luego evaluarlo.

Pero, en parte, por la información a la que uno pudo acceder sobre el proyecto, es que no se han tenido en cuenta aspectos básicos, como el estudio hidrogeológico o el futuro estudio de impacto ambiental. No sabemos si resiste el acuífero, ya que nuestro principado está consumiendo hoy en día parte de su reserva de agua geológica (dejemos de rezarle a la lluvia).

Pero no solo es por eso, sino que pensemos en la capacidad que tiene la Cooperativa de Agua y Luz de Pinamar, que en el verano no puede brindar el servicio que la ciudad se merece, por la relación inversión/demanda, claramente. Pensemos en el servicio que nos brindan la cooperativa de teléfono, internet, cable. Todos servicios que no pueden suplir la demanda, ¿y queremos seguir tirando nafta al fuego? Si bien se invierte día a día, tenemos que dejar que puedan tener la infraestructura necesaria para luego seguir metiendo ladrillos en nuestros suelos.

Justamente el otro punto clave de esta cuestión es qué tipo de Pinamar queremos. Qué ciudad queremos dentro de 20 ó 30 años. Hoy ya es tarde, pero debemos pensar en el futuro. ¿Queremos seguir teniendo las construcciones multifamiliares y hoteleras de calidad media o baja que hoy estamos teniendo? ¿A dónde apuntamos? ¿Punta del Este o Mar del Plata? El crecimiento es inevitable, pero los que tenemos visión de futuro queremos un Pinamar de calidad y que sea polo de atracción de inversiones, y no pensar solamente en el vecino, porque pensemos que el 80% de la riqueza que se genera en nuestra ciudad es de inversión no residente. Por eso, mínimamente deberíamos consultarles a los que van a poner la plata.

Por ello es que creo que para planificar se necesita inevitablemente un proceso participativo y que se cumplan las normativas de orden público que tiene en este caso básicamente la preservación de los recursos naturales. Participación de los colegios profesionales de arquitectos, ingenieros, las cámaras inmobiliarias, los inversores, urbanistas, turistas, y por último, y no por esto menos importante, a los vecinos y pioneros de Pinamar. Todos estos actores que deberían intervenir o por lo menos ser escuchados, con su trabajo y dedicación han llevado a nuestra ciudad a donde hoy está, con sus defectos y con sus virtudes. No podemos dejar que el HCD solamente decida esto, no por cuestionar a cada uno de sus integrantes (ya sabemos quién es quién), sino porque creo que la responsabilidad de lo que estamos hablando les excede. Debemos tomar nota de esto.

Hoy estamos ante una situación histórica para nuestro principado, un punto de bifurcación en nuestra historia como sociedad y como ciudad, una situación disruptiva, donde si no actuamos con conciencia, con dedicación y con compromiso por el sincero amor que le tenemos a nuestra ciudad, tal vez las consecuencias de nuestra pasividad sean irreversibles. Hoy, más que nunca, volvamos al futuro.