Bendición de las herramientas de trabajo en la capilla San José Obrero

La capilla San José Obrero, en el barrio donde hace más de 70 años se establecieron los antiguos prestadores de servicios en Pinamar, se prepara para conmemorar el 1 de Mayo, por el Día Mundial de los Trabajadores y en su condición de patrono de la casa religiosa del lugar. Hay otra jornada en el calendario en la que se convierte en epicentro de las expectativas laborales de la población: San Cayetano, el 7 de agosto de cada año.

El párroco Marcelo Panebianco encabezará el próximo lunes a las 17 una procesión desde la Capilla de San José y luego ofrecerá la tradicional misa, para la que, como es habitual, invitó a concurrir con las herramientas a fin de que “sean bendecidas por el don del trabajo y en petición por los hermanos desocupados para que con prontitud sean satisfechos sus anhelos de trabajo digno”, según se consigna en la página web del obispado de Mar del Plata.

En el oficio religioso suelen invocarse los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas como los únicos reconocidos en la Revelación sobre la vida de San José.

Para este viernes 29, está prevista la celebración diocesana del 1 de Mayo. Monseñor Antonio Marino, acompañado por trabajadores empresarios, autoridades políticas, dirigentes sindicales y empresariales, bendecirá las nuevas instalaciones de la ampliación del parque industrial de Mar del Plata “orando por la creación de nuevas y abundantes fuentes de trabajo”.

En su encíclica Laudato Si había afirmado Francisco que “el trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de la maduración, de desarrollo humano y de realización personal”.

A poco de iniciar el pontificado, el Papa dictó la Solemnidad de San José mediante un decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos: decidió realizar una pequeña modificación en las oraciones de la Misa para alentar la devoción a San José.

Al haberse convertido el trabajo en una de las mayores preocupaciones de la población, el santo del Pan y el Trabajo reúne casi tantos devotos como la patrona del país, la Virgen de Luján.

La celebración litúrgica en ciernes fue instituida en 1955 por el Siervo de Dios Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. En esa oportunidad les pidió que “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”.

Digno homenaje se le dio en torno de la capilla que lleva su nombre en el barrio obrero de Pinamar, ya que ahí se radicaron los “tektones”, tal como san Mateo y san Marcos llamaban a san José por ser carpintero.