Bicycle! Bicycle!! Bicycle!!!

Esta semana quería hacer referencia a un aspecto un tanto técnico, aburrido para algunos e inentendible para otros. Si sos de los últimos, recordá que seguimos con el sector camporista de colorear figuras al final del diario. Lo que me pregunto es quién está ganando la guita hoy en día. ¿Cómo se gana? ¿Hacia qué tipo de país vamos en términos de desarrollo? Por eso es que considero que hay un aspecto fundamental en cualquier economía, que es el aspecto financiero. Es obvia la incidencia de éste en la definición del perfil de funcionamiento de un sistema comercial. La realidad marca que las condiciones en que se plantea la financiación del ciclo comercial o del ciclo productivo tienen capacidad para modificar la velocidad de circulación de las mercaderías, bienes de cambio, materias primas o productos terminados, a través del circuito comercial, obviamente. El financiamiento del ciclo productivo en la Argentina es uno de los puntos más deficitarios del sistema y es otra de las tantas promesas incumplidas históricamente.

¡Pará, pará pará! Viviste siempre del Estado y no entendés nada de lo que estaba comentando, ¿no? ¿Fabricar, producir, invertir, contratar personal, tomar deuda, pagar a proveedores, tener las cuentas en rojo en el banco, ganar para vivir? Ok. Voy a simplificártela, a ver si nos entendemos y nos ponemos de acuerdo acerca de cómo debería desarrollarse un país seriamente.

Mientras que la actividad económica se demora más de lo esperado en arrancar (no era el segundo semestre, será el noveno), la Argentina ofreció importantes ganancias financieras desde la salida del “cepo” cambiario, tanto en dólares como en pesos. Pero ojo, que esto no es solo de los últimos meses, sino que de la última década, incluida la ganada. La fiesta de las devaluaciones, dólar futuro y lebacs fue para ambos lados.

Dentro de las 20 empresas que más ganancias acumularon en la última década, seis son bancos. En varios de estos años monopolizaron los primeros puestos entre los que más ganaron.

Ahora bien, básicamente determinamos que el sector que más guita ganó fue el sector bancario. En términos de préstamos, olvídate, no te prestaron ni te van a prestar porque sos pobre. Solo te puede salvar tarjeta naranja, que se relame cada vez que entrega un nuevo plástico. Si ya sos un cliente premium por ahí aplicás para la TCI de Coto. Es decir que a los bancos, además de la que se llevan por la bicicleta financiera de todos los días, lo que te cobran a vos por financiarte vía préstamos personales, les genera una ganancia enorme. Recordá, no te prestan para producir, te prestan para que te compres cualquier cosa que necesites, aunque no lo necesites, y luego le debas más dinero a ellos, para luego volver a prestarte.

Hoy la ganancia está dada, principalmente, por la tasa que pagan las Lebac (letras del Banco Central), pero también por las que se pagan por los depósitos en pesos. Las Lebac actualmente rindieron un 11% en dólares en cuatro meses. ¡Una locura total! ¿Y vos querés laburar? ¿Querés invertir? ¿Leíste bien?

En cualquier caso, con un dólar planchado hasta el momento, la ganancia, medida en dólares, es gigantesca. Pero para prevenir el riesgo de una devaluación del peso, muchos inversores recurren al mercado de futuros (googlealo porque no tengo más espacio). Se trata entonces de ganancias obtenidas por especulación, sin que haya inversión productiva. Nadie invierte, no te creas el cuento. Es pura bicicleta financiera y apropiación de lo que podríamos llamar plusvalía a través de canales estatales. Todo legal pero dañino para nuestro sistema.

Aclaremos que no se trata solo de los bancos, ya que muchas empresas, e incluso muchos medianos inversores, como si fueran ex intendentes o gobernadores, están apostando a las Lebac. La contrapartida es que por intereses de Lebac el BCRA está pagando mensualmente 177.000 millones de pesos. El argumento monetarista de los cráneos del equipo económico del gobierno para sostener esta política es que se busca frenar la inflación absorbiendo masa monetaria del mercado (vamos a tener un 25%, mínimo). ¿De dónde pensás que sale toda esta plata? ¿Sos maestro y querías dos lucas de aumento? ¿Sos municipal y cerraste un acuerdo del 23%? Pensalo.

Por último hay algo que debo destacar, controversial por lo menos, que paralelamente ha crecido la deuda externa: la suma de pasivos del sector público y privado en moneda extranjera aumentó, en un año, en 40.500 millones de dólares. La deuda total es de unos 210.000 millones de dólares. La deuda del sector público aumentó en 41.700 millones de dólares desde que asumió Macri; es un 40,9% de incremento. Hasta ahora todas las grandes medidas económicas beneficiaron a los grandes grupos económicos, y todo el ingreso que dejó de percibir el Estado lo está financiado con deuda, lo que además agrava la situación con un creciente déficit fiscal.

No hay manera de sostener la economía a este ritmo de endeudamiento. Y la deuda externa puede llegar a ser un factor detonante para una reversión brusca en los movimientos del dinero.

Naturalmente, la entrada de capitales financieros especulativos ahora aprecia la moneda argentina. No es entonces una apreciación que sea expresión de una mejora estructural de la economía, basada en el desarrollo de las fuerzas productivas o en el aumento de la productividad. De hecho, la inversión productiva sigue sin repuntar.

Como ha sucedido en otros períodos, la política de anclar el dólar para frenar la inflación, sin mejora significativa de la inversión, más endeudamiento para cubrir déficit fiscal, es solo una receta para nuevas crisis, y los que están ganando son los que más pedalean.