Bullying: un problema de chicos que merece la plena atención de adultos responsables

El acoso escolar crece en Argentina, bajo el alerta de organizaciones que se ocupan de la problemática. Trabajar en este tema es invertir en mejorar el principal ámbito de socialización y contención de nuestros hijos, la escuela.

Según la Unicef, uno de cada tres niños sufre de acoso escolar y América latina es la región del mundo con mayor índice. El 2 de mayo fue declarado el Día Internacional contra el bullying y esta acción fue promovida por la ONG Bullying sin Fronteras y aprobada por la Unesco en 2013. Según declaraciones del Dr. Javier Miglino, fundador de Bullying sin fronteras, “se mantiene el crecimiento de la problemática en Argentina en un 40% de un año a otro”. Se trata de casos graves de acoso escolar denunciados en la Justicia y los ministerios de Educación. “Es preocupante porque a la vez que tenemos más casos denunciados, también pudimos establecer que hay más violencia en los chicos. Ya no solo se padece bullying por el mayor rendimiento escolar o atributos físicos sino directamente la belleza, en particular de las chicas, las ha hecho foco de golpes, amenazas y burlas”, declara Miglino en el blog de la entidad. La problemática no tiene fronteras y Pinamar no es la excepción. Hace pocos días, Sheila Acosta hizo público el padecimiento de su hija adolescente que culminó con la decisión de cambiarla de institución escolar.

–¿Cómo fueron los hechos?
–Mi hija fue víctima de una medida arbitraria que condujo a que la violencia institucional no dejara resquicio. Se la sancionó únicamente a ella por una pelea a la salida de la Escuela Corbeta Uruguay. Pelea que no sólo no había iniciado ella, sino que la otra estudiante la había estado acosando toda la jornada escolar por haber defendido a una adolescente, de distinto curso, que convulsionó en un recreo y el grupo que ejerce bullying había querido filmarla para subir las imágenes a las redes y así burlarse de ella. Mi hija frenó este accionar del grupo y, por ello, fue agredida.

–¿No citaron a padres y/o madres de ambas partes para indagar?
–Nunca me citaron ni me notificaron de modo fehaciente la medida arbitraria adoptada por la directora de la EES N°1 Corbeta Uruguay.

–Según su relato, ¿su hija había superado etapas de bullyng, anteriormente, con consecuencias para su salud?
–En la EP N°1 había sufrido bullyng durante el segundo ciclo con graves consecuencias en su salud, dado que debió ser sometida a estudios invasivos cuando tenía nueve años. Afortunadamente la institución se ocupó de intervenir en la situación y, ya para el último año, ni mi hija ni las otras compañeras que padecían acoso escolar volvieron a vivir esos ataques.

–¿Cuál fue la respuesta de la autoridad de la Escuela Corbeta a toda esta situación ahora?
–Fue una respuesta nefasta. La directora cometió el acto discriminatorio e injusto de aplicarle sanción disciplinaria de suspensión sólo a mi hija, lo cual provocó que pasara días terribles en que la impunidad del grupo que la acosaba y los hechos inadmisibles de los adultos (la directora, un preceptor y una profesora) la afectaron al punto de perder mucho pelo y volver a somatizar con malestares que hacía cuatro años no padecía. Al otro día del hecho la sancionaron apartándola de la clase, dejándola sola sobre las gradas del SUM e incomunicada, situación que sirvió al grupo que la acosaba para aumentar las burlas. Luego la suspendieron dos días.

–¿ Su reclamo llegó a la inspectora?
–La inspectora de secundaria fue muy amable, comprendió la gravedad de lo sucedido y ella misma gestionó la vacante en otra escuela. Se comprometió a trabajar con los actores institucionales, no sólo por lo incorrecto de la medida adoptada (la suspensión únicamente a mi hija) sino por la ausencia de acciones para prevenir y erradicar el bullyng.

–¿Tuvo que decidir cambiarla de colegio?
–Lo decidimos juntas porque el daño continuaba al regreso de la suspensión y ya no había modo de que se empoderara al seguir sosteniéndose el perjuicio por culpa de la medida.

–¿Como se siente su hija hoy?
–Mi hija está ahora muy bien y ya integrada al grupo de la nueva escuela y valorando a los profesores que allí trabajan, como lo hacía también con los profesores del Corbeta.

–¿Que reflexión le merece todo esto, en cuanto al cuidado y atención del tema?
–Lo sucedido a mi hija nos afectó de varias formas. Deseo que el trabajo distrital, que realice la jefatura de inspectores, se sostenga en el tiempo, no sólo en la capacitación del personal de las escuelas. Hay que trabajar no sólo para que el bullyng deje de ser naturalizado o negado, sino para que el concepto del respeto hacia los otros, física o emocionalmente, esté presente durante el proceso de enseñanza, aprendizaje y en todo momento escolar.

–Este es un tema que nos abarca como sociedad pero, además, que usted conoce como docente, comunicadora y militante del feminismo…
–Conozco la problemática.
Tenemos una ley hoy no ejecutada, que es la de ESI, Educación Sexual Integral; si fuera aplicada, podrían abordarse transversalmente estos temas. La cuestión del ataque a los compañeros y compañeras porque no responden al canon de belleza cultural y de consumo impuesto (son gordos, bajos, morochos o extranjeros descendientes de países limítrofes con rasgos étnicos originarios, etc.) es una constante a trabajar con denuedo porque muchos chicos sufren estos acosos y el índice de suicidios o respuestas en estallido de las víctimas es elevado. También porque esos prejuicios y estereotipos están íntimamente asociados al consumo: para intentar cumplir con el canon impuesto, muchas adolescentes se ven afectadas por desórdenes como la bulimia y la anorexia, mientras el sistema vende los productos (cosméticos, adelgazantes, ropa cuyos talles son inalcanzables, etc.) que les permitan imaginariamente pertenecer para no ser excluidas y atacadas. Es fundamental que las chicas trabajen la sororidad terminando con estos daños competitivos por la cultura nefasta de la selección de cuerpos. Es uno de los tantos temas imprescindibles para la deconstrucción.

Bullying Sin Fronteras trabaja en Argentina y más de 30 países, con un equipo multidisciplinario Internacional, conformado por médicos, psiquiatras, psicólogos, psicopedagogos, educadores, abogados, periodistas y padres de chicos que han padecido bullying. Ofrece sus servicios ad honorem. Para contactarse: bullyingsinfronteras@gmail.com .Twitter: @BullyingSF.