Buscan preservar el relieve costero

Comenzaron los trabajos en la segunda etapa de fijación del cordón medanoso. Se trata de enquinchados para la recuperación, así como también de la plantación de pasto dibujante y espartina para la fijación de los médanos, ya que se encontraban recuperados.

El licenciado Fabián De la Serna se refirió a los trabajos que se están realizando en el cordón medanoso, de manera tal de evitar su ruptura y asegurar su conservación.

“Yo estoy a cargo del Observatorio ambiental costero. Hace cinco años que vengo trabajando con el monitoreo de costas y además vengo desarrollando otros proyectos con la Dirección del Frente Marítimo. Lo primero que la gente tiene que saber es que la duna es necesaria; tenemos la obligación de recomponerla. Una playa sin duna no es una playa saludable, no es una playa sustentable; está destinada al fracaso en términos de erosión costera. Nosotros, por mandato provincial, tenemos la obligación de recomponer la duna. Yo digo duna porque, para diferenciar, es el médano costero; es el cordón medanoso lindero a la playa, que cumple diferentes funciones. Por ahí la más conocida es la reserva de arena que la playa necesita ante la eventual tormenta histórica que viene con energía y se lleva arena y que evita que la playa no pierda espacio. Si bien parece un territorio estático, la playa es altamente dinámica. Las partículas de los granos de arena que están acá, en Pinamar, años atrás, estaban más al sur. Nosotros tenemos un movimiento constante, continuo, lento quizás, imperceptible porque la vemos siempre igual a la playa hacia el norte. Toda la arena que viene del sur se dirige hacia Punta Rasa, que es el extremo sur de la Bahía de Samborombón. Y otra función que cumple la duna primaria es que es lugar primordial de infiltración de agua dulce de nuestro acuífero. Dos temas vitales para nuestra ciudad costera”, asegura el profesional.

Estos trabajos que hoy se visualizan tuvieron comienzo en una primera intervención en 2017 con la idea de reconstruir la duna primaria. Uno de los caminos es el realizado en Mar del Plata, que se efectuó de manera mecánica, con máquinas, dragas, lo que encare el proceso aunque los resultados son más rápidos.

“Nosotros tenemos condiciones muy favorables, en donde no es necesario ese gasto enorme de maquinaria. La máquina en la playa tampoco es bien vista; tiene otras desventajas. Es más rápida. En Europa se hace con máquinas, pero nosotros tenemos condiciones que son más favorables. Nuestra opción es utilizar sistemas pasivos, como trampas de arena. Acá, por condiciones de ángulo de playa, la orientación respecto a los vientos predominantes y el aporte de arena, con técnicas blandas es suficiente. Son las que la gente conoce porque se vienen utilizando de manera rudimentaria hace décadas. Son los enquinchados de álamo, de alguna tela geotextil. Es un principio muy simple. Es económico. Así que en 2017 hicimos una intervención con 6200 metros lineales de enquinchado, la primera etapa, donde superó nuestras expectativas porque (para que la gente se ubique) en la calle Martín Pescador, si uno va hoy, hay médano de dos metros; entre Langostinos y Tiburón hoy hay médano en construcción. Entonces este año lo que hicimos fue una segunda etapa a cargo mío y lo va a hacer personal de Servicios Urbanos de la Municipalidad. El proyecto que yo armé, de acuerdo al estado actual de la playa y como una segunda intervención para reforzar lo que se hizo en 2017, son 4000 metros lineales más. Siempre uno arranca hacia atrás y lo que hacemos es irnos hacia adelante, hacia la orilla, para reforzar el pie de médano”, agrega.

Las tareas comenzaron el martes pasado en Martín Pescador y Avenida del Mar. Los trabajos se complejizaron un poco, ya que no hace mucho en este espacio hubo un balneario que al ser demolido dejó una mezcla de suelo que impidió hacer la tarea de la forma habitual. Es decir, hubo que hacer una limpieza: si se colocaba el enquinchado por encima de este suelo con consolidado y escombros, lo único que se iba a lograr era acumular arena limpia sobre un suelo sucio.

“Entonces primero se hizo una limpieza de cascote para acumular arena limpia por encima de arena limpia y ya está trabajando personal de Servicios Urbanos. Esa zona es la parte más crítica. De la zona de Martín Pescador hasta donde está el Balneario San Javier, es la zona de máxima vulnerabilidad en términos de erosión. Nosotros tenemos el diagnóstico ya de 2004 en trabajos hechos por la Universidad de Buenos Aires y estudios posteriores”, amplía.