Bye, bye, Homeless

Voy a robar un pensamiento de un amigo ultra mega híper K, que publicó esta semana. Opinemos basándonos en información, no en opiniones. Bueno, eso, si bien parece una premisa básica y sincera, no es lo que habitualmente uno encuentra. Por eso, si sos fanático o anti algo, no leas más. Seguí con el Pokemon Go.

Hablando de fanatismos, hoy soy fan de Mauri. (guilty) Pero soy fan solo por hoy, porque estoy ciertamente contento por el resultado del análisis realizado sobre la política establecida por este gobierno en relación a los créditos hipotecarios. Antes que nada, quiero dejar en claro algo para tener total honestidad con aquel lector que decidió tener en sus manos el mejor semanario del condado. Tomar deuda es bueno. Endeudarse es un trampolín para cumplir objetivos. Es el medio para el éxito. Si no te endeudás no vas a crecer nunca. Olvidate, seguí con la pala si pensás en efectivo como un narco. El endeudamiento es parte de la cultura financiera, ya sea personal, familiar o empresarial. Se endeuda con el propósito de cumplir una meta o consolidar un crecimiento. No hay que tener miedo a endeudarse. El endeudarse ayuda a cumplir objetivos, pero si no se lo hace con control y conciencia se transforma en algo negativo (pensá, ameo). La deuda buena suele ser una inversión que genera valor a largo plazo. Te permite hacer crecer tu money de manera responsable e invertir en tu futuro. Hasta ahí, un golazo la teoría, pero los últimos 20 años la Yeny y el Brian se endeudaron para comprar un LCD, un lavarropas, pagar el súper a precios mentirosos financiados o para viajar a Las Toninas en 57 cuotas. Eso es deuda mala. Es el tipo de deuda que mete a la sociedad en una burbuja. Es decir, Flaco, el nivel de vida no te lo dan las cuotas. No seas cabeza. Cuando escucho que ahora pagás en cuotas el gas pero antes pagabas el 42¨, entiendo por qué los pibes toman colegios sin fundamentos. OMG!

Volviendo al tema hipotecario, claramente una de las deudas pendientes de toda la dirigencia política con la sociedad es el acceso a la vivienda propia (dignidad, por favor, se solicita su presencia en territorio argentino). Hoy tenemos en evidencia un problema estructural que sigue siendo la falta de crédito hipotecario en un contexto de alto déficit habitacional.

Es que más allá de los aciertos de los gobiernos anteriores y del actual en otras áreas de la economía, el crédito hipotecario prácticamente desapareció en la Argentina (till now, mother fucker). Incluso, si se lo compara con los banales años 90, en la década pasada llegaron a representar varios puntos del PBI mientras que en la actualidad apenas llegan al 1,3 por ciento. Eso está cambiando.

De acuerdo a los números oficiales, la falta de viviendas trepa hoy en nuestro país a los 4,3 millones de unidades, afectando a casi 15 millones de argentinos (un poquito, ¿no?). Si bien apostar al crecimiento de las unidades construidas destinadas a vivienda o bien la venta del inmueble usado fue política retórica de todos los candidatos y de todos los gobiernos, desde que uno tiene memoria, creo que por primera vez estamos viendo la concreción de esta política, que además de una política implica la concreción del sueño de muchísimas familias que tanto necesitaban una solución.

Si bien es cierto que bajo el gobierno de Ella se establecieron los créditos procrear, como siempre, estaban destinados a buscar los votos que necesitaban en las zonas marginales del país. La posta, que este país lo construye la clase media (en todos sus matices). El 99% de las empresas son pymes y emplean al 80% de la masa salarial del país. A esta masa crítica había que darle una solución y este gobierno por suerte se dio cuenta de eso. Basta de ser inquilinos y pasemos a ser propietarios.

Es tan evidente la política hipotecaria que hoy tenés muchísimas opciones, las cuales llegan a casi todos los sectores de la economía. Aclaremos algo: este gobierno, o cualquier otro gobierno serio, no te va a regalar nada, con lo cual, sino tenés un mango o no ganás un mango, no pretendas que te regalen la casa. Demostrá ingresos que no sean planeros. Además, te dan la posibilidad, para facilitar el acceso, de que el titular que quiera solicitar el crédito pueda sumar a sus padres, hijos, hermanos o mascotas como codeudores, lo que permitirá aumentar el ingreso familiar, elevando el monto del crédito que se podrá solicitar. Si tu perro es de raza, sumás más puntos, obvio.

Por supuesto que hay puntos para corregir y para mejorar en toda esta política hipotecaria, pero uno, estando vinculado al sector inmobiliario y al sector de las economías regionales, puede apreciar cómo esto le va a cambiar la vida a la gente, en serio.

Se terminó el chamuyo barato; hoy, más que nunca, bienvenidos los propietarios.