CALP salió airosa de una nueva exigencia

Fue como consecuencia de la gran tormenta que azotó el partido. El personal redobló su esfuerzo aún en condiciones riesgosas, agravadas por el viento, que tuvo ráfagas de hasta 100 km/h.

El arquitecto Roberto Otero, presidente de la Cooperativa de Agua y Luz de Pinamar (CALP), se refirió a la labor desplegada por el personal en ocasión de solucionar el sinnúmero de desperfectos provocados por la tormenta que se registró días pasados en Pinamar.

“Nosotros empezamos con el primer episodio, que todavía no era la tormenta fuerte, que fue en la madrugada del domingo, a eso de las 4 de la mañana: con los primeros vientos se rompió un transformador que estaba en la zona de Ku; eso fue lo primero. Después, en la mañana, que hubo vientos fuertes, hubo varias cosas pero las pudimos resolver todas, con dos guardias que había. Y al mediodía teníamos tensión; no me refiero a los problemas de las casas individuales, que eso se deja para después; hablo de transformadores que alimentan grupos de casas. Al mediodía del domingo ya estaba todo repuesto, ya no había ningún transformador y línea de media sin tensionar, y a las dos de la tarde, cuando vino la especie de tornado, se cayó todo por todos lados. Estuvieron trabajando, vinieron muchos empleados que ni siquiera eran del sector para ayudar, y tuvimos para más o menos las 2 de la mañana, que entró el Barrio San José, que fue una cosa muy complicada porque había árboles y ramas por todos lados. Arreglábamos una y caía otro. Ahí estuvo todo arreglado a las 2 de la mañana del lunes, menos tres lugares, que era una pequeña zona por Tridente, una zonita por el Concejo Deliberante y la zona frente al mar donde están los balnearios y el hotel Playas, que podíamos dar luz pero había muchos cables peligrosos y preferimos esperar”, describe Otero.

Lo cierto es que a media mañana los trabajos estaban todos terminados, y sobre el filo del mediodía se pudo limpiar la zona de los balnearios, con lo cual quedó el 100% funcionando. Luego, cuatro o cinco cuadrillas se quedaron trabajando en los problemas domiciliarios, aquellos donde una vivienda sola es la perjudicada. O sea que el trabajo se hace de mayor a menor: primero lo urgente y luego sigue el resto. A raíz de lograr una pronta solución, CALP contrató personal de afuera, gente que se especializa en podas de árboles bajo estas condiciones.

Con respecto al suministro de agua, Otero detalla: “Las bombas sin electricidad se paran y demoran un tiempo porque la red va a presión y, desde el momento que ponés en marcha una bomba que estuvo parada, por ahí tarda una hora o dos para presurizar la red, para que haya presión para llenar los tanques. No hubo problemas particulares ni de rotura de caños pero van revisando bomba por bomba porque por ahí se quemó algún motor”.

El presidente de la cooperativa, además, hace un expreso reconocimiento del compromiso mostrado por los miembros del personal que, sin necesidad de convocatoria alguna, concurrieron a dar una mano, no solo como trabajadores de CALP sino también desde su condición de vecinos.