COA Verdón Madariaga, en franco crecimiento

Observadores de aves se nuclean en un club creado con el fin colaborar en su conservación. En la región existen muchas especies, no todas autóctonas, ya que el lugar es en parte el escenario de algunas que se alimentan para luego iniciar su ciclo reproductivo.

Amanda Paulos, coordinadora del COA Verdón Madariaga, se refirió a lo realizado a lo largo de 2019, año en que la institución se constituyó como tal. Si bien estamos hablando de una fecha reciente, la inquietud nace hace casi una década, cuando desde la Reserva Natural Laguna Salada Grande, la Universidad Atlántida Argentina y el Municipio de General Madariaga se hizo un curso, de casi un año, para formar guías para la reserva.

La experiencia fue cautivante para Amanda, que se sintió parte del paisaje, del lugar. Luego realizó varias visitas guiadas para la reserva. Fue así que se sintió atraída por la biodiversidad del lugar, una región que se encuentra protegida por no ser necesariamente apetecible para algunos tipos de explotaciones. Por ese entonces, ya tenía conocimiento de la existencia de Aves Argentinas y de los clubes de observadores de aves (COA).

“Estas salidas me fueron acercando a personas con los mismos intereses, con lo que se fue conformando un grupo que fue el que inició las primeras salidas. En pequeños grupos, y no siempre con las mismas personas, fue así como se me ocurrió tener un COA aquí, en la zona, para tener un poco más de peso en ciertas acciones. Para ello hay que ser socio de Aves Argentinas, para integrar el grupo de gestión del COA, pero, para participar, uno ya es miembro del club. Fue así como hace un año y medio (promediando 2018) recibimos la autorización para conformar el COA, que tiene en su comité de gestión a cinco socios de Aves Argentinas. Además, hay un grupo de unas 40 personas que no sólo se suman en las salidas esporádicas, sino también en otro tipo de encuentros, en una muestra de fotos que hicimos este año, por ejemplo”, describe.

“El COA recibe un gran apoyo de la secretaría de Cultura de la Municipalidad de General Madariaga permitiéndonos usar la Casa de la Cultura para algunas presentaciones, para encuentros con otras personas que tengan los mismos intereses”, señaló. En esos casos se han expuesto las imágenes que el grupo ha tomado para registrar las especies avistadas, dada su condición de observadores de aves.

En ocasiones han expuesto verdaderos ornitólogos y no faltó quien lo hiciera acerca de la flora del lugar.

Consultada acerca de la presencia de aves migratorias, Amanda responde: “Vienen a pasar a pasar el verano y a comer en la zona: aves que vienen desde Alaska, del norte de Canadá, de Estados Unidos. Los chorlos gallegos, algunos de los cuales están todo el año acá. Desconozco el número de especies migratorias pero deben rondar las diez o quince”.

Este amor por la naturaleza y las aves se observa en algunos turistas que aprovechan sus días de vacaciones para recorrer el lugar con el fin de observar.

La idea no es sólo preservar las aves para luego observarlas sino también para que puedan cumplir con su rol en la naturaleza, como es el control de los insectos, como mosquitos, garrapatas u otros que son trasmisores de enfermedades.

“Las aves, junto con los murciélagos, las arañas y los sapos son cuatro herramientas naturales que nos ayudan a competir con los insectos para que no nos molesten, no nos piquen ni trasmitan enfermedades”, agrega.

No menos importante es señalar que el COA se acercó al HCD de Pinamar solicitando que se genere una ordenanza que prohíba la venta de tramperas y gomeras completando la legislación o normativa vigente. Luego de asistir a dos reuniones de comisión elevando notas de aval de parte de Aves Argentinas y Fundación Vida Silvestre, la ordenanza fue aprobada con el voto unánime de todos los bloques del Concejo el 14 de diciembre y lleva el número 5344/18.

De esta manera la institución y quienes la componen honran el lugar que habitan y sus aves, como una expresión de libertad.