Carlos Ott y su impronta en Pinamar

Por Cristina Ivanec, arquitecta.
Matrícula Nacional 16404 // Matrícula Pinamar 971

Rodeado de bosques de pinos emerge el Campus de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) en Pinamar, en un entorno típicamente pinamarense, aunque alejado 30 cuadras del mar, el proyecto del estudio porteño Oficina Urbana, desarrollado en base a los lineamientos del uruguayo Carlos Ott, responde con un planteo de formas orgánicas y sensuales, tal como él lo define. El arquitecto uruguayo, Carlos Ott, de renombre internacional por haber sido el encargado de diseñar la Ópera de la Bastilla, en París, el hotel Burj Al Arab o el National Bank de Dubai, entre otras imponentes edificaciones, nos deleita en Pinamar con esta obra.

La existencia de esta institución responde, en principio, a una demanda concreta por parte de la población estable de Pinamar.

Para eso, según cuenta Ott, se requerían aula y un hotel escuela donde los estudiantes pudieran practicar mientras cursan, un área de enseñanza de gastronomía y un sector más público, institucional, con la biblioteca, el auditorio, el área administrativa. Además, el planteo debía ser sumamente flexible y apto como para poder crecer y multiplicarse en etapas posteriores.

“Lo más importante era el lugar, con cierto parecido a Punta del Este, y el problema a resolver era cómo adaptarse al terreno natural y a su topografía”, explica Ott. Por eso, asegura que trazó sus planteos básicos buscando generar formas curvilíneas, aprovechando la circunstancia de que ninguna construcción vecina a la vista podía condicionar el proyecto, sino apenas la exigencia de aulas ortogonales. “Se buscó enfatizar las líneas curvas allí donde fuera posible: las envolventes, los vértices de los distintos volúmenes o las cajas de las escaleras de incendio, que no tienen por qué ser cuadradas; pero también en las espacialidades interiores, con techos de la bóveda invertida”, comenta el arquitecto.

A partir de estas ideas conceptuales, Oficina Urbana se encargó del desarrollo del proyecto y dirección de obra. Ott ha elogiado a su vez el plus de “visión urbanística” que le proporcionó su partner local.

Por otra parte, se trató de maximizar la provisión de luz natural para ayudar al ahorro de energía y combustibles, aunque los amplios ventanales corridos están resguardados de la potente luz solar directa por volados en los techos, también curvilíneos, que evitan tener que usar parasoles.

Un dispositivo de control climático diseñado por Oficina Urbana para el fuerte sol pinamarense es la del techo, que tiene dos cubiertas separadas por una cámara de aire en el medio rodeada de una reja perimetral.

Para Ott, se trata de un edificio educativo “del siglo XXI”, con todos sus espacios equipados con wifi y pantallas. “Hay muy poco papel, todo está informatizado, y sobre todo es muy funcional”, comenta. La idea de recrear el paraje preexistente, con sus ondulaciones de arena consolidadas con plantas que las fijan en su estado actual, encuentra su correlato en el uso de la piedra granítica sobre todo en las curvas del edificio muros. La rusticidad de este material realza el carácter natural que se busca para la imagen del edificio, y su rugosidad tiene la virtud adicional de generar juegos de luz y sombra que contrastan con la transparencia del vidrio.

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