Celebración de las comunidades paraguaya y boliviana

Enviado por el equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz.

Las colectividades paraguaya y boliviana han ido adquiriendo cada vez más protagonismo no sólo en el crecimiento de las construcciones de Pinamar, sino también por compartir con toda la sociedad sus coloridas fiestas y bullangueras costumbres, la mayor parte vinculadas a rituales religiosos.

La concentración de inmigrantes de ambas nacionalidades tiene su epicentro, dentro del partido, en la localidad de Ostende y es ahí donde típicas celebraciones, como la que la comunidad paraguaya le suele tributar a la virgen de Caacupé todos los principios de diciembre, y la boliviana a la virgen de Urkupiña, en agosto, asumen una dimensión que se encuentra entre las más destacadas de las que se dispensan en el país.

Este primer jueves de octubre, con una misa oficiada en la capilla Laura Vicuña, se dio comienzo a la misión, que este año debido a la pandemia será virtual, del Equipo Pastoral Paraguayo en Argentina (EPPA).

Esta misión tiene larga trayectoria y se preocupa por mostrar la cercanía de la Iglesia de origen con los compatriotas en la migración.

Se lleva a cabo a través de delegados zonales de la Ciudad de Buenos Aires, las distintas diócesis del Gran Buenos Aires y la ciudad de La Plata, quienes organizan las tareas de la misión con su equipo, en sintonía con los párrocos y los obispos locales.

Visitan especialmente a los enfermos y ancianos en los distintos barrios y desarrollan diversas actividades pastorales, sobre todo la Eucaristía.

Y, en compañía de los capellanes, concurren a la Unidad Penal de Marcos Paz para encontrar en los privados de libertad de origen paraguayo las hondas raíces marianas de la mano de María en su advocación de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé.

Precisamente uno de los más entusiastas promotores de que la virgen guaraní sea traída a la Argentina es el septuagenario clérigo oriundo de esa localidad, Manuel Fariña, quien, además de integrar el EPPA, cultivó una amistad personal con el papa Francisco en los tiempos en que el pontífice era arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires.

El sábado pasado fue la colectividad boliviana la que celebró a su patrona, Nuestra Señora de Copacabana, en una misa llevada a cabo en la capilla San José.

Así como setiembre fue el mes de la Biblia, octubre es el de las misiones, por la fiesta en honor de santa Teresa del Niño Jesús, mística y escritora española que fundó la Orden de Carmelitas Descalzos –rama de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo–.

Otro precursor de los servicios comunitarios fue el religioso y misionero navarro de la Compañía de Jesús, San Francisco Javier, aunque el calendario religioso lo ubica en diciembre.