Concluidos los encuentros de formación por...

Concluidos los encuentros de formación por este año, con la psicóloga psicoanalista licenciada Patricia Saks, miembro titular de la APA, queda en mí una necesidad de comunicarles, contarles, sobre estos encuentros con profesionales de la zona, además de dicha licenciada.

Quizás hay gente que desconozca la cuestión, a veces sucede, pero los psicólogos, al igual que otros profesionales, no dejamos nunca de estudiar y formarnos; el campo del conocimiento es amplio.

Entonces, fue un honor haber tenido aquí unos encuentros de formación, con tan buena profesional y amable persona, que no escatima en brindar sus conocimientos y experiencias, que, con una trayectoria como la suya, nos enriquecen ampliamente.

No hay en la nuestra localidad lugar donde formarnos; debemos trasladarnos hacia la universidad de Mar de Ajó, a Mar del Plata o la CABA. Tanto para estudiar como para seguir capacitándonos, con todo lo que ello implica, tiempo, gastos y lucro cesante.

Fueron varios los encuentros que tuvimos en el CIC; también gracias a la inquietud de una colega, se organizaron charlas, aprovechando el viaje de la licenciada Patricia Saks a Pinamar.

De ellas también hay temáticas a las que pudimos aproximarnos. Las dudas, inquietudes, observaciones sobre lo que nos rodea actualmente surgieron. Fueron compartidas y se intentaron desarrollar relacionándolas con el tema del día.

Uno de los temas que se desarrollaron y me gustaría compartir es sobre el juego infantil. Encontré una investigación de la UBA que desarrollo Ana M. Luzzi, Lic. en psicología, especialista en psicología clínica de niños. En conjunto con Daniela C. Bardi, Lic. en psicología, becaria de investigación. El tema es “Conceptualización psicoanalítica acerca del juego de los niños. Punto de partida para una investigación empírica en psicoterapia”.

En la obra de S. Freud es más pertinente hablar de “juegos” de los niños, juegos conceptualizados de diferente modo según la época de producción de los escritos. Estas definiciones se pueden agrupar en dos períodos: desde el inicio de su obra hasta 1920, y a partir de Más allá de principio del placer (Freud, 1920). Esta división responde a la lógica de sus desarrollos teóricos, que dan un vuelco con la introducción del “más allá” del principio de placer. Se podrá observar asimismo que algunas ideas asociadas al juego perduran en toda la obra freudiana.

En el primer período, correspondiente a la primera tópica del aparato psíquico, se podría afirmar que para S. Freud el juego de los niños está al servicio de la realización de deseos y que la repetición observada en los mismos se vincula directamente con el principio de placer. Un breve recorrido por algunos textos de este primer período permite fundamentar estas ideas.

Una de las primeras referencias al juego se encuentra en La interpretación de los sueños (1900), cuando Freud describe los juegos de movimiento, cuya repetición estaría al servicio del principio de placer. Menciona los sueños en los cuales el soñante se encuentra volando en el aire con un sentimiento de agrado o de angustia, que reproducirían impresiones infantiles; el autor se refiere a aquellos juegos de movimiento que gozan los niños y no se cansan de pedir su repetición, particularmente si les producen cierto susto o vértigo.

En Tres ensayos de teoría sexual (1905), Freud describe los juegos de movimiento pasivo señalando que los niños suelen pedir su repetición, como el juego de mecerse, prueba del placer producido por ciertos movimientos mecánicos.

En El creador literario y el fantaseo (1908) propone una relación entre el juego y la creación poética. S. Freud señala que el juego es la ocupación favorita y más intensa del niño y que cuando éste juega se conduce como un poeta; no es una actividad menor y el niño la toma muy seriamente, invirtiendo grandes cantidades de afecto. Cuando el niño juega crea un mundo propio y grato. Se plantea en este artículo que la antítesis del juego no es la gravedad sino la realidad, y que en sus juegos el niño apuntala los objetos y circunstancias imaginados en elementos tangibles y visibles del mundo real, diferenciando sus juegos de la realidad externa.

Consideraremos dos notas a pie de página de La interpretación de los sueños (1900), introducidas posteriormente al año de publicación. En una nota de 1914, Freud retoma el paralelismo entre juego y sueño planteado por A. Maeder (1912, citado en Freud, 1914). Este autor sostiene que algunos sueños son como ejercicios preliminares de actividades de la vida despierta y de esta manera concibe los juegos de animales y de los niños, como actividades preliminares de los instintos innatos y una preparación para una acción ulterior más fundamental. Freud acuerda y lo comprueba en el análisis de un sueño de “Dora”, desarrollado en su artículo Fragmento de análisis de un caso de histeria (1905).

En una nota de 1919 en relación a la interpretación del sueño de su nieto, Freud describe por primera vez el juego fort-da de un niño, remarcando la relación entre juego y autodominio. El juego del pequeño significaba así su primera victoria sobre sí mismo, la de permitir que su madre se marchase sin protestar. Esta relación que Freud establece entre juego y rehusamiento pulsional se mantendrá más tarde en Más allá del Principio de placer (1920).

Pero lo que nosotros en esos encuentros hablamos, más allá de la teoría, es el lugar que tiene en los niños actualmente el juego. ¿A qué juegan los niños? Los que viven en grandes ciudades, ¿juegan? ¿Cómo impacta en el juego las nuevas tecnologías, el estar expuesto a pantallas todo el día? ¿Dónde queda la elaboración que el juego permite?