Cuando me puse a escribir esta última columna del 2024 no pude evitar pensar que siempre el inicio de un nuevo año genera la sensación de renovación y nuevas oportunidades. Muchos se toman este momento para revisar los objetivos o propósitos que se propusieron exactamente un año atrás. En general, se suele hacer foco en metas relacionadas con la salud, las finanzas o el desarrollo personal. Sin embargo, creo que hay un aspecto fundamental que en general queda relegado y es revisar, repensar la calidad de nuestras relaciones personales.
En una comunidad como la nuestra, en la cual el ritmo cambia drásticamente entre la temporada alta de verano y la calma del resto del año, la conexión con los demás se vuelve aún más importante. Muchas personas y familias han decidido emigrar a esta zona buscando una vida más tranquila, particularmente a partir de la pandemia de 2020 y la inserción social no siempre es fácil si no se cuenta con conocidos, familiares o una actividad que facilite la integración. Por eso mismo, reforzar los vínculos se convierte en una necesidad vital. La familia, los amigos y la comunidad en la que vivimos ofrecen apoyo emocional, pero también son una fuente clave de aprendizaje, oportunidades y bienestar integral. Y por eso es importantísimo cuidarlos.
Nuestro primer espacio de conexión emocional es sin dudas la familia. El psicólogo John Bowlby, creador de la teoría del apego, sostiene que los vínculos familiares seguros nos brindan una base para explorar el mundo con confianza. Es algo esperable que a lo largo del tiempo, estos lazos puedan fortalecerse, debilitarse o transformarse y por eso el inicio de año podría ser una ocasión ideal para revisar cómo estamos cultivando estas relaciones. Preguntarse ¿Cuánto tiempo dedico a mi familia? o ¿De qué manera puedo fortalecer el vínculo con mis seres queridos?, puede ser el punto de partida para una reflexión sincera. Y desde ahí puede surgir la necesidad de establecer rutinas de encuentro (cenas familiares, llamadas o pequeñas sorpresas) como un buen camino para marcar ese cambio. Para que las relaciones familiares crezcan con armonía es indispensable mantener una comunicación honesta que respete la individualidad de cada miembro de la familia. Algo que a veces cuesta bastante lograr. Pero si la familia es un punto de partida, la amistad es el espacio que elegimos para crecer y compartir experiencias. Brené Brown, especialista en vulnerabilidad y conexión humana, afirma que "la vulnerabilidad es el lugar de nacimiento de la pertenencia". Los amigos nos desafían, nos inspiran y nos impulsan a ser mejores versiones de nosotros mismos. Y también la rutina diaria y las obligaciones pueden hacer que las amistades queden en un segundo plano. Fortalecer estas relaciones requiere intencionalidad. Un mensaje de texto, una salida espontánea o un simple "¿Cómo estás?" pueden ser el comienzo de una reconexión significativa. ¿Por qué no pensar que este 2025 podría ser la oportunidad para retomar lazos que se han enfriado o para abrirnos a nuevas amistades? Como sea, el objetivo es el mismo: construir una red de apoyo que nos permita crecer juntos.
En una localidad pequeña la comunidad juega un papel esencial en el bienestar personal. Formar parte de un grupo como un club, una asociación o llevar adelante una actividad recreativa, nos permite sentir que no estamos solos. Esto es especialmente valioso para quienes llegan a la zona sin una red previa de conocidos. Este tipo de acciones no solo nos permiten crecer como personas, sino que también contribuyen a mejorar la sensación de pertenencia. Fortalecer las relaciones personales también nos abre puertas en el ámbito profesional. La red de contactos no se trata solo de "conocer gente", sino de construir vínculos genuinos basados en la confianza y la colaboración mutua.
Empezar este nuevo año dedicando tiempo a construir y sostener relaciones sanas, positivas es la mejor inversión. Por eso les propongo que le dediquen tiempo de calidad a sus relaciones, muestren gratitud y reconocimiento, generen nuevas oportunidades para conectar, identifiquen aquellas relaciones que no suman y les restan energías y se propongan conectar para crecer, fortaleciendo los pilares que sostienen su bienestar emocional. Por un 2025 feliz en donde conectemos y crezcamos. Porque cuando crecemos juntos, el mundo también mejora.