Crear lazos

Por Amanda Paulos
Bióloga, docente, guía de naturaleza

“Domesticar es crear lazos, le dijo el zorro al Principito”. Fueron más o menos así las palabras en el memorable libro de Antoine de Saint Exupéry, quien visitó nuestro lugar hace ya varias décadas. Y no sólo en la fantasía puede uno crear lazos con un animal silvestre, en la vida real también. Y de eso se trata, y hace mucho bien al alma, salir a observar animalitos libres en los espacios casi prístinos que nos rodean. Las miradas se cruzan, siempre, y quedamos domesticados. No hay camino de regreso.

Aunque por lo general las cosas suceden de otra manera, el contacto se genera a veces de la forma menos esperada. Alguien te escribe un mensaje y te dice “encontré un pajarito herido en mi jardín”. Vos, que sabés que son tan perfectos, también sabés que son tan vulnerables que no toleran casi ningún ataque. Aunque te resistas, sabés que un pajarito herido es un pajarito menos en un ambiente que los necesita tanto. Un ave menos para comer los insectitos y las arañitas del lugar donde estaba... pero vas y lo buscás, y en vano lo intentás. Y en ese mínimo contacto, el ave te domesticó, se creó un lazo, como sentenció el zorro. A mí me sucedió ayer. Era una diminuta ratona común.

Ratona común, ratucha, curiosamente su nombre científico es Troglodytes aedon. De la punta del pico a la punta de la cola van 10cm. Es inquieta, pequeña y de aspecto rechoncho, de color pardo. Habita en pastizales, matorrales, bosques y borde de selvas, pero también está ligada a ambientes humanos y es frecuente en jardines, parques y edificios. Repite intermitentemente un canto melodioso mientras agita sus alas. El macho es territorial y canta sobre perchas expuestas. Su dieta, como la de la mayoría de las aves, está compuesta de insectos, arañas y otros invertebrados. Su comportamiento recorredor aun en el suelo le ha valido el nombre. Adiós, pequeña ratona. Guardé de recuerdo algunas de tus hermosas y etéreas plumitas.

Fuente: Aves Argentinas, Guía de Campo Digital. ¡Más vale cien volando!