Cuando trabajar es amar

Le oí decir a uno de mis tantos profesores-investigadores que “el científico solamente estudia lo que ama” y, en su afán de estudiarlo, llega a conocerlo y mientras más lo conoce más lo ama.

Le oí decir a mi padre, descendiente de varias generaciones de campesinos, que él y sus padres y once hermanos se sentían orgullosos de producir alimento para sus hermanos del mundo. En sus palabras había genuino amor, como es genuino el amor de un ama de casa cuando el principal ingrediente de sus comidas es el amor. Creo que, siempre, alimentar es amar.

Muchos países del mundo han sido dotados de diversos tipos de riquezas, como sus rocas, sus mares, su aire o sus hielos, pero otros muchos, entre los que está nuestra Argentina, han sido naturalmente dotados de ricos suelos, climas benévolos, buena y abundante agua, biodiversidad que beneficia, luminosidad conveniente –lo que es mucho para agradecer. Cada pueblo reconoce y valoriza sus dones y riquezas, que elabora, multiplica y comparte como medio de mejorar su propia calidad de vida y la de sus semejantes. Está en mí pensar que los pueblos que con sus riquezas naturales pueden afanarse en la producción de alimentos en y para el mundo, se sienten orgullosos y felices de poder hacerlo y de beneficiarse por ello.

Las imágenes que acompañan estas líneas caracterizan tan sólo un par de formas primarias de producción de alimentos en nuestra tierra, la apicultura y la agricultura (al fondo se ve un lote sembrado de colza). Ambas actividades promueven, por un lado la obtención de otros productos de las colmenas y, por el otro, la elaboración de aceites y otros derivados de la colza. Son sectores de la industria alimentaria muy estimados en el mundo. Intento fortalecer con estas breves líneas la estima que se merecen todos aquellos argentinos que le restan horas al sueño y al descanso y trabajan todos los días para que en el momento en que alarguemos nuestro brazo hacia una góndola de supermercado obtengamos el alimento esperado. Quizás algunos silenciosamente agradezcamos su esfuerzo.