“Dar lo mejor de mí, como en cada equipo que he integrado”

Fue cabeza de la lista de Cambiemos y por ende el más votado de todos. Hijo y nieto de pioneros, cree en el trabajo conjunto y no le interesa demostrarse nada, solo tiene la premisa de estar dispuesto a ocupar la función que más beneficie a su grupo de trabajo.

Si hay algo que no hay que explicarle a Javier Pizzolito es sobre las ventajas de trabajar en equipo: conoce de potencialidades y la capacidad de armonizar de un grupo y todo lo que puede emerger de esta situación.

Organizado, ya se ha reunido con el intendente, Martín Yeza, de manera tal de ir hilvanando su agenda, de cara a esta nueva experiencia que dará comienzo el 10 de diciembre, fecha de su asunción junto a los otros dos ganadores que serán ungidos concejales.

“Obviamente, durante estos días me abocaré a conocer cómo será mi labor en el Concejo y qué espera el espacio de mí y todas estas cosas que tienen que ver con asumir una responsabilidad enorme que nos dieron los vecinos, por lo cual estamos más que agradecidos y de a poco comenzar a empaparnos de lo que nos va a tocar a partir del 10 de diciembre”, describe.

Desde el inicio del proceso, el futuro concejal sabía que la dedicación iba a ser full time, tanto por la función como por su sentido de la responsabilidad, lo que le lleva a decir que no es como la actividad privada, donde a uno le puede ir bien o mal: sabe que en cada decisión está el vecino y la ciudad o el partido de por medio.

“Al respecto, yo siempre fui muy sincero con mi familia. Mi mujer ha estado, siempre al pie del cañón como en todas las cosas que yo emprendo. Esto ha sido fundamental porque si no es muy difícil que todo llegue a buen puerto. El hecho de ser organizado pasa por la vida misma también. Me parece que si uno no planifica como engranaje dentro de un equipo, empieza a trabar ese otro engranaje más grande, que es el funcionamiento colectivo, y por una cuestión de respeto y de profesionalismo es lo que hace falta, indefectiblemente, para que las cosas salgan bien”, agrega.

Por su deporte, a Javier le ha tocado liderar grupos de hasta una docena de integrantes o más. Tal es el caso de las motos, donde el producto es una máquina armada por cinco mecánicos, con el apoyo de cinco empresarios-sponsors y la logística de unas diez personas, donde es necesario ejercer un perfil de liderazgo, donde el resultado sea bueno y cada integrante se sienta seducido por el trabajo. Pizzolito entiende que, en estos casos, los perfiles de liderazgo son aprovechados.

Cabe en este punto preguntar y preguntarnos cómo se concilia el espíritu de una persona práctica con los vaivenes de la cháchara política: “El mundo empresarial, que dista en algún punto de la función pública, por algunas razones, tiene algunas similitudes con las reuniones de política y de temas en los que uno queda patinando una hora u hora y media sin que las soluciones aparezcan. Creo que el tiempo es vital, y que los resultados no dependen de la cantidad de cosas que uno diga sino de los temas de fondo que se tocan de manera práctica, honesta, en la discusión. Y cuantas más opiniones se pueda captar y compartir creo que las soluciones son más enriquecedoras”.

Ante los temas que puedan superar el conocimiento de los concejales, es evidente que hay que recurrir a quienes más saben, con humildad hay que pedir el concurso de los asesores, especialmente ante circunstancias que viven cambios constantes, como sucede con la tecnología.

Como si se tratara de un alumno oyente, Javier Pizzolito empezará a presenciar las reuniones de comisión y observar con otros ojos las sesiones a las que le toque asistir.

Su compromiso es claro: “Dar lo mejor de mí, como en cada equipo que he integrado”. Eso le ha permitido establecer diferencias en un aspecto muy sano, el de trabajar más que el resto.