Defensa Civil crea conciencia ante las emergencias

El titular del área habla sobre la prevención y las medidas precautorias a adoptar ante los siniestros.

El coordinador de Defensa Civil (DF), Jorge Damato, se refirió a la actualidad de la repartición y a su inserción en el organigrama municipal ante la catástrofe y eventualidades de las cuales Pinamar no es ajena. DF trabaja principalmente en la gestión de riesgo, que tiene tres etapas: reducción de riesgo, manejo de eventos adversos y recuperación.

Por tratarse de un experto en el tema, ya desde el inicio de la charla afloran los conceptos de manera clara: “En Pinamar, cuando tomamos la responsabilidad de llevar adelante una gestión de riesgo, no se había hecho nada, así que empezamos a identificar, que es una de las primeras necesidades: cuáles son las amenazas y cuáles son las debilidades, en qué estamos fortalecidos y en qué estamos debilitados, entonces a partir de ahí se empezó a hacer el análisis de riesgo y después se empezó a hacer un enfoque de reducción de esos riesgos y comenzamos primeramente por la capacitación, por la formación, de la autoprotección de los niños y tomamos la parte educativa en las escuelas, todo lo que sea nivel jardín, primaria y secundaria, con actores diferentes, en los más chiquitos dándole capacitación a los maestros sobre RCP, sobre cómo evacuar una escuela, cómo hacerse un plano de evacuación que colaboró y terminó realizando Defensa Civil, hoy todas las escuelas están capacitadas, con sus protocolos y este año se hicieron todos los simulacros de evacuación, y el año que viene vamos a seguir para que sea algo progresivo y no se olvide. Esos chicos llevan su experiencia a los padres; por ejemplo, ni bien tomamos posesión de Defensa Civil, ese verano en las colonias les pasamos una proyección de dibujitos animados sobre accidentes en los hogares, para chicos entre los 3 y los 12 años. Eso hablaba de las cosas más vitales, la cocina, el baño, que son los lugares más peligrosos y ahí nos enterábamos que una gran cantidad de niños de 7 u 8 años se quedaban al cuidado de sus hermanos de 2 ó 3 años cuando sus padres se iban a trabajar y ellos hacían las tareas de protección de ese hermanito, o sea que un menor protegía a un hermano menor que él, entonces fue muy interesante la charla con ellos y luego lo replicamos en las escuelas”.

Este inicio no se vio interrumpido durante los meses de temporada, ya que sólo se diversificó el accionar haciendo foco en aquellos lugares que convocan a una mayor cantidad de visitantes, como lo son los bares y la noche. En este punto se invitó a otras oficinas de la Municipalidad y se comenzó a hacer un mapa de riesgo, con otras características propias de la temporada.

Esta actitud determinó el hallazgo de cinco o seis riesgos más: “Uno estaba en ruta. Otro fue el gas licuado de petróleo, que este año se instaló un poco más en Pinamar por la falta de conexiones con el gas de red. Los edificios de altura realizados hace muchos años, donde hay que tener una mirada para tratar de proteger la evacuación, sobre todo de aquellas personas que no conocen el lugar. Lo mismo pasa con las diferentes ferias que hay y así fuimos avanzando y se fue realizando con una mirada preventiva y activa, a la vez, una pequeña reforma, una manera de hacerla no confrontativa, sino más bien de conversación con las administraciones para ver qué se puede hacer dentro de un marco regulatorio legal”.

Al respecto agregó: “Tenemos un edificio que en general no está en condiciones, como puede ser el Edificio del Sol, que es muy alto, le falta la parte antisiniestral, tiene carencias importantes que ya he informado en su momento, pegado a ese edificio, y que forma parte de lo mismo, hay una galería y está Puerto Bunge. El riesgo cero no existe, siempre lo hay, el tema es estar dentro de las posibilidades de hacerlo, y no siempre tratar de hacer algo y no poder, porque lo vamos dilatando, va envejeciendo la estructura y un día vamos a tener una problemática… (no se puede sacar a los propietarios que viven allí, lo que sí se puede hacer es ir consensuando qué se puede ir haciendo). Por ejemplo, si no tiene una caja y escalera y el edificio es un elefante blanco de 17 ó 18 pisos donde tendría que tener una caja para poder evacuar en forma rápida desde el último piso hasta la salida, entonces fortaleceré la puerta de cada uno de los departamentos con un retardador de 30 minutos, será pintura o chapa, y modificar todas para que, si un departamento se incendia, ese fuego no comunique y no me inunde todo lo que sería la ventilación vertical que forma una escalera y que no me permita la salida de la gente, ahí vamos a tener víctimas. Entonces, hay un montón de pequeñas cosas que se pueden hacer, una puerta doble-contacto de cierre hidráulico automático en un sótano que comunica con el palier y la escalera soluciona un problema en todo el edificio”.

Puerto Bunge, por ejemplo, implementó la puerta doble contacto, colocó dos puertas y separó el edificio, prácticamente, del garaje, aumentó la capacidad de agua en su techo, colocó todas las mangueras como correspondía, puso todas las luces de emergencia y lo principal, que es la escalera: pueden bajar tranquilamente porque en la planta baja redujo los riesgos considerablemente.