Diálogo, trabajo y educación, valores que la Patria reclama

Equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz

Paradójicamente, la celebración del Día de la Independencia este viernes transcurrirá, igual que la del año pasado, cautiva de la pandemia del coronavirus. Los resguardos limitan la posibilidad de reunir a la comunidad, en el caso de Pinamar en la avenida Bunge, para homenajear a la Patria con actos y desfile.

Pero cada uno de nosotros tiene el libre albedrío para reflexionar en torno de tres pilares básicos sobre los que se asienta el porvenir que legó la generación que se sacrificó y luchó contra la opresión de los conquistadores: diálogo, educación y trabajo.

“Fratelli tutti”, como escribía san Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio, es la encíclica papal que hasta podría guiar a nuestros pastores políticos y sociales a zanjar sus diferencias y superar unidos esta crucial instancia por la que atraviesa la humanidad.

Francisco refresca el significado del verdadero diálogo, como el respeto del punto de vista del otro, de sus intereses legítimos y, sobre todo, de la verdad de la dignidad humana.

Descarta en la carta ecuménica que el relativismo sea una solución, porque –explica– “sin principios universales y normas morales que prohíban el mal intrínseco, las leyes se convierten sólo en imposiciones arbitrarias”.

La falta de diálogo o el diálogo de sordos implican que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder o, en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar.

Afirma el Papa que “los héroes del futuro serán los que sepan romper esa lógica enfermiza y decidan sostener con respeto una palabra cargada de verdad, más allá de las conveniencias personales”.

Expresa el ferviente deseo de que esos héroes se estén gestando silenciosamente en el corazón de nuestra sociedad, y surjan para promover el bien del pueblo: que aseguren a todos la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas, la fuerza de su trabajo.

La destaca como la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna.

“Por ello insisto en que ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo”.

Por más que cambien los mecanismos de producción, la política no puede renunciar al objetivo de lograr que la organización de una sociedad asegure a cada persona alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo.

No sólo como un modo de ganarse el pan, sostiene, sino también como “un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo”.

En cuanto a la tarea educativa, el Pontífice mencionaba que “el desarrollo de hábitos solidarios, la capacidad de pensar la vida humana más integralmente, la hondura espiritual, hacen falta para dar calidad a las relaciones humanas, de tal modo que sea la misma sociedad la que reaccione ante sus inequidades, sus desviaciones, los abusos de los poderes económicos, tecnológicos, políticos o mediáticos”.

La parroquia festeja este 9 de Julio, en las condiciones permitidas, el Día de la Patria y también el de Nuestra Señora de Itatí, cuyo culto no se ha interrumpido desde 1616.

Y desde el sábado 10 y los tres siguientes desarrolla un calendario presencial de bautismos, confirmaciones y primeras comuniones de chicos de catequesis, con todos los protocolos de cuidados respetados a rajatabla en cada actividad.

A tal efecto, inclusive, se puede adquirir en la librería parroquial barbijos que han sido confeccionados en el taller de costura de Cáritas.