Efecto feminismo #Yotambién

Ya sabemos del efecto inmediato y masivo que puede generar un tuit y más aún si surge de una figura pública.

Es lo que sucedió días atrás con el hashtag #Metoo, que disparó un efecto expansivo en la famosa red social cuando una actriz de Hollywood invitó a mujeres y hombres del mundo a denunciar y no callar más sobre el abuso y el acoso sexual. El escándalo está instalado en el mundo de la mega empresa. La primera en iniciar la cadena de denuncias ha sido la actriz Alyssa Milano, compañera de Rose McGowan en Embrujadas. Esta última se animó a denunciar por violación al famoso productor Harvey Weinstein. Luego de ella, unas 40 actrices, incluidas las estrellas Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie y Mira Sorvino, denunciaron que fueron acosadas sexualmente por el productor y que esto ya se sabía en Hollywood, siempre silenciado. La Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de EE.UU. decidió, finalmente, expulsar de sus filas al productor, que tuvo que renunciar al consejo de administración de la compañía. Inmediatamente detrás de este escándalo, el efecto se multiplicó y dio lugar a que cientos, miles de personas se sintieran habilitadas a hablar sobre sus propias experiencias. Medio millón de tuits llenaron las redes. “#YoTambién fui acosada muchas veces. El evitar usar maquillaje y vestir holgadamente no hizo la diferencia, debemos dejar de justificarlo”, relata una usuaria en pocos caracteres. “El acoso que sufrimos a diario nos hace caminar más deprisa por las noches y pensar dos veces qué vamos a usar al día siguiente”, cuenta otra usuaria de la red social. “Si todas las mujeres que han sido sexualmente acosadas escribieran ‘yo también’, podríamos dar una idea del problema”. Y lo hicieron. Se trata de una avalancha que refleja la magnitud de un problema que no conoce fronteras y que es normalmente silenciado. Del hashtag #MeToo se pasó al #YoTambién, al #JoTambé, al #MoiAussi, al #EuTambém, y ha llegado también a Egipto, a Túnez y, entre otros lugares, a Dubái (publica Clarín). Entre muchas famosas, también Lady Gaga se sumó al #metoo. El ruido viene de hace rato pero, esta vez, efecto del profundo despertar del feminismo no pasa desapercibido y el mundo comienza a escuchar y actuar en consecuencia; que es el único camino para cambiar las cosas. Otras treinta mujeres de Hollywood brindaron su testimonio y acusaron al director y guionista de cine James Toback, actualmente de 72 años, de acoso sexual durante reuniones de trabajo, según informó el diario Los Angeles Time. Gran parte de las denuncias se remontan a la década del ‘80, cuando Toback, responsable del guión de Bugsy y director de films como Dos chicas y un demonio, entre otras, organizaba supuestas reuniones laborales con jóvenes a las que les prometía un trabajo en Hollywood, razón por la cual, luego las citaba en espacios privados y se masturbaba frente a ellas o intentaba algún tipo de roce. A las jóvenes las conocía en diferentes circunstancias, en el Central Park, haciendo fila para un trámite en el banco o en la farmacia y la mayoría tenía veinte años o un poco más, pero incluso se ha acercado también a estudiantes de secundaria. ¿Qué les decía? Se presentaba y luego les detallaba en qué películas había trabajado y con qué figura de Hollywood se rodeaba. Si no le creían, sacaba alguna tarjeta profesional con sus datos o un artículo periodístico que lo nombraba. Y así les demostraba que él podía ser una puerta de acceso a un trabajo para la pantalla grande (fuente: La Nación). Si bien es cierto también que muchas mujeres usan su sensualidad para “ascender” laboralmente, este concepto es uno de los que el feminismo intenta derrocar justamente, la cosificación que el mismo género femenino se auto provoca, producto del sistema. Algunos comentaristas en las redes han buscado aludir a este punto poniendo en dudas las denuncias con la pregunta: “¿Por qué no lo dijeron antes”? Y las respuestas llegaron a montones, principalmente haciendo comprender lo difícil que resulta para una mujer denunciar a su jefe, compañero de trabajo, marido, novio, etc., cuando la mayoría de las veces se la tilda de “quilombera” y todo queda en la nada. Hoy, esto está cambiando. La lista de tanto acoso silenciado por el mundo sigue creciendo y las noticias llegan de varios rincones. El fotógrafo de la moda Terry Richardson, conocido por sus fotos provocadoras y acusado desde hace años de acosar sexualmente a sus modelos, ya no podrá trabajar para grandes revistas como Vogue o Vanity Fair.

¿Y que pasa en Argentina?

Pasa que también pasa. Pasa mucho y se decía poco, pero esto también está cambiando. Efecto del innegable impacto del Ni una menos que escribió un antes y un después, asistimos hoy a un aumento de denuncias que dan visibilidad al problema pero también el comienzo del “basta”. La misma sociedad toma conciencia y repudia. Así sucedió, por ejemplo, con el conocido músico Gustavo Cordera y sus dichos, los cuales quizás habrían pasado desapercibidos en otro contexto temporal. “Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”. Por esta frase –entre otras barbaridades más– Gustavo Cordera fue procesado por “incitación a la violencia colectiva”. El hecho en cuestión fue en una charla que había dado el 8 de agosto del 2016 en la escuela de periodismo TEA Arte, donde dijo montones de cosas que perturbaron a los alumnos que lo escuchaban. En un momento, al ser consultado por las denuncias de abusos sexuales hechas a otros músicos, como Cristian Aldana (de El Otro Yo) y José Miguel del Popolo (de La Ola Que Quería Ser Chau), Cordera opinó: “Pero Aldana coge con pendejas desde hace muchos años. ¿Ahora eso se llama abuso?”. Cordera fue denunciado por la presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres (CNM), Fabiana Tuñez, y el INADI, entre otros querellantes. El Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 6, a cargo del juez Rodolfo Canicoba Corral, también le dictó un embargo de sus bienes por medio millón de pesos. Por estos días volvió el escándalo a los medios de Argentina. Ari Paluch, conocido conductor del programa radial El exprimidor, del grupo multimedia América, escritor del libro El combustible espiritual, fue acusado por una microfonista de su equipo de acoso sexual y abuso de poder, denuncia que tuvo un efecto multiplicador porque no tardaron en llegar otras de mujeres que también decidieron contarlo. Las autoridades del canal decidieron por ahora tomar recaudos y suspendieron al conductor por una semana solicitando un descargo de su parte. Cada caso mencionado en este artículo seguramente difiere en diversos puntos, pero tienen mucho en común: el efecto feminismo, que es sin duda un camino de ida. Tendrá sus consecuencias contradictorias también, seguramente, pero es innegable que “cuando el río suena, agua trae” y es demasiado evidente que las mujeres del mundo estamos hablando. #Yo también.