El Suboficial principal de Servicios hidrográficos, balizamiento, Juan José Videla, encargado del Faro Querandí, se refirió a la trascendencia que tiene convertir la reserva donde hoy se encuentra el faro y aledaños en una reserva natural.
El uniformado remarcó que este tipo de dispositivos sigue siendo muy útil para la navegación, mucho más allá de las leyendas e historias que se empeñan en mostrarlos como un hito del pasado.
“Nosotros tenemos 62 faros, de los cuales 2 están en el territorio antártico, que son el Faro Esperanza y el mítico Faro del Fin del Mundo que fue reemplazado en 1902. Igual por la trayectoria y la novela que escribe Julio Verné es un ícono que sigue en pie y estamos hablando de que data de 1800. Nuestro faro fue con el objeto de advertir con distintos tipos de señales que pueden marcar un obstáculo, un punto geográfico, en este caso marca la posición donde puede verificar su ubicación por la característica de la luz”, asegura.
El suboficial diferencia a los faros de las boyas, otro tipo de señal, que por lo general son indicadoras de canales, señalando por donde debe transitar una embarcación. Las balizas generalmente se colocan en los puentes o en las escolleras tal cual se observan en las escolleras norte y sur que se visualizan en Mar del Plata. Además destaca que cada faro tiene características propias.
Lo cierto es que el Faro Querandí data de 1922 y su presencia estuvo antecedida por otros señalamientos. La tierra donde está situado fue donada por la familia Santamarina, y comprende unas 40 hectáreas.
Este faro no cuenta con red eléctrica, genera su propia energía, además tiene dotación todo el año y se llega a él por la playa ya que no hay un camino. Fue pintado en su totalidad el año pasado.
“Es un faro muy visitado, a veces con motivo de tomar imágenes para hacer una publicidad. Es una torre troncofónica de hormigón que mide 54 metros, tiene una escalera caracol con 276 escalones. Hasta 1978 funcionó con gas acetileno con un quemador que con el dispositivo óptico permitía alcanzar la distancia necesaria. Es a partir de ese año que se electrifica y comenzó a trabajar con una placa centelladora, electrónica, de 1000 watts, que se maneja desde el cuarto de motores”, agrega.
El faro Querandí se encuentra flanqueado por el de Punta Médanos al norte y el de Mar Chiquita en Mar de Cobo. Incluido como un espacio dentro del proyecto que se refiere a convertir en Reserva a las 5700 hectáreas, hoy propiedad del municipio geselino. Aunque hoy está cerrado al público es una visita a tener en cuenta cuando se estabilice la situación ya que es gratuito y tiene un encanto propio de este tipo de construcciones con más de un siglo de vida.