El agua, esa gran pequeña

Por Amanda Paulos
Bióloga, docente, observadora de fauna silvestre.

El agua es la sustancia más abundante de la corteza terrestre, sin agua no hay vida, cuidemos el agua, estamos hechos mayormente de agua, hay que tomar agua, el agua potable es escasa, gran parte del agua está contaminada, el agua subterránea, el agua salada, el agua salobre, el agua dulce, el agua del suelo, el mayor reservorio de agua son los glaciares del mundo: todas éstas y otras más son afirmaciones comunes sobre la curiosa maravilla de la naturaleza llamada agua, que se representa químicamente como H2O.

La naturaleza obedece al uso eficiente del agua, a su uso circular: la usa, la recicla, la reusa, la cuida, porque la cantidad de agua en el planeta es finita, es decir, hay lo que hay, sólida, líquida y gaseosa, siempre la misma cantidad. En la escuela aprendemos “el ciclo del agua” y éste es un tema que no deberíamos olvidar. En el organismo humano el agua es la base de todas las reacciones químicas que hacen posible el mantenimiento equilibrado de la vida y, él también obedece al uso eficiente del agua: tenemos en un apéndice del cerebro, el hipotálamo, un sensor que responde a la concentración de agua en la sangre y según sea esta medida será la economía del agua a nivel de los riñones, la piel, los intestinos y en todos los líquidos corporales. Esta economía es fundamental para el mantenimiento del estado de salud de nuestro cuerpo. El H2O es una molécula pequeña conformada con átomos pequeños que puede circular libremente por casi todos los “rincones” del organismo. Hay sólo una condición para su consumo: debe ser potable, es decir, que pueda ser consumida sin restricciones para beber o preparar alimentos. El agua potable llega solamente al 0,007% del total de agua del planeta, una cantidad tan pequeña que casi la décima parte de la población humana no tiene acceso a ella.

En la Argentina el porcentaje de agua segura y el saneamiento son un desafío creciente en el sector del abastecimiento del agua, no obstante, junto con Uruguay son los dos países con más alta cobertura en América Latina, y el agua de los grifos de la red pública es cinco veces más segura que el agua embotellada. Si cada uno de nosotros reduce la contaminación y el consumo, serán más los argentinos que tengan acceso al consumo de agua apta. Cuidemos el agua, porque es verdad, sin agua no hay vida, sin agua segura no hay salud.