El arte dio testimonio de la presencia de la ausencia

“Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente… Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda una ley que fue respetada aun en las cumbres represivas de anteriores dictaduras”. R. Walsh, fragmento de su Carta Abierta a la Junta Militar, del 24 de marzo de 1977.

Fue el domingo pasado en que una bandada de manos se posó sobre el extenso muro que da al frente de la Escuela Corbeta Uruguay con el ánimo de dar testimonio. Fue a partir de las 13 en que de a poco padres e hijos se fueron acercando a la convocatoria en torno a lo que será una obra colectiva, el Muro de la Memoria, a manera de otra de las múltiples respuestas al poder desaparecedor que asoló las calles, las universidades y el universo de las ideas y las acciones de nuestra juventud plena de vida y proyectos.

La profesora y artista plástica integrante de Murales Comunitarios Alejandra Cornide describió el momento actual, un marco de referencia que deberá ser considerado de aquí en más: “El mural ocurre en una situación donde estamos en conflicto, donde la sociedad toda está en conflicto. Esto es altamente significativo porque en un momento de lucha estamos recordando a quienes perdieron mucho más que la vida, luchando. Hacer un mural comunitario implica un gran esfuerzo pero en este contexto es un esfuerzo extra porque surge de la Multisectorial, es decir, de una agrupación de gremios, agrupaciones que están en pugna en estos momentos. Muchos de los que fueron a dejar su huella son docentes, guardavidas, auxiliares, trabajadores municipales, y esto propició el encuentro y el diálogo con el vecino que se acercaba a participar. Hubo familias completas donde todos sus integrantes pusieron sus manos, se quedaban charlando, cebando mate: realmente un jornada comunitaria”.

Programado desde febrero y a pesar de las diferentes actividades gremiales de la Mesa Intersectorial, se pudo llevar a cabo con un gran esfuerzo. La docente resalta: “Es importante que se sepa que el predio estaba totalmente descuidado. Los trabajadores municipales y los guardavidas estuvieron dos semanas cortando el pasto, arreglando, blanqueando la pared, etc. Es un espacio municipal que pertenece a todos, ya que ese costado de la pared está en la vía pública”.

Murales Comunitarios fue convocado por la Mesa Intersectorial para rehacer el mural conmemorativo del 24 de marzo, realizado originalmente en ocasión de cumplirse los cuarenta años del golpe militar.

“Se nos convocó para que propusiéramos desde lo plástico, así que nos pusimos a trabajar y surgió una idea inclusiva e integradora, la de poder convocar y darle espacio a la mayor cantidad de personas para que se sintieran parte activa de nuestra historia y, lógicamente, parte del mural cuya esencia como arte popular es esa”, agrega la docente, quien repasa los nombres de María Elena Duarte, David Carlos Cardozo, Macarena Fresard, Florencia Páiz, Rosario Barlotti, los integrantes de la revista Silencio en la Costa, la participación de Patios Abiertos y el Centro de Actividades Juveniles, entre muchísimos colaboradores. Mariela Dalenutto, Muriel Frega y Vivi Boccarini no pudieron estar presentes pero lo estarán en el acto del 24, para quienes quieran sumar sus manos. Murales Comunitarios quiere agradecer profundamente a Enrique Giménez, del Sindicato de Trabajadores Municipales, por la logística, a Carina Zabala, Myriam Falcón y Eva Núñez (Suteba), apoyo esencial para cualquier emprendimiento donde hay muchas personas. En este caso, se acercaron más de trescientas.

“Hubo muchos niños que se sumaron, además de estudiantes que se acercaban a dejar su huella y a preguntar. El mural siempre tiene un carácter educativo. El objetivo es dejar una huella para que alguien pregunte qué es eso, que la plástica anónima dispare la curiosidad: ¿qué están haciendo? o ¿por qué lo están haciendo? Y así se van enterando que en nuestro país hubo por lo menos 30 mil desaparecidos; de allí la frase ‘somos testigos’, en estos días cuando se están cuestionando estas cifras como si fuera una cuestión numérica, como si fuera discutible”, recordó.

El grupo desea que esta nueva intervención urbana se integre al circuito que habitualmente recorren quienes nos visitan, que sea objeto no sólo de una foto a manera de recuerdo sino como de un alto en un recorrido veraniego para reflexionar. Imaginar que alguien posa su mano sobre la imagen impresa en el mural para sacarse una foto no es algo descabellado sino la metáfora de cómo el pasado puede verse reflejado en el presente a partir de una obra que es producto de un arte activista y movilizador.