El debate en el Senado

Continúan las exposiciones a favor y en contra de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, a cargo de especialistas de renombre y jerarquía.

El proyecto de ley por la interrupción voluntaria del embarazo, que obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados y moviliza al país, transita su segunda semana de exposiciones en la Cámara alta. Especialistas en Derecho, en el área de Salud, integrantes de organismos internacionales, escritoras, biólogos, investigadores, intelectuales y funcionarios suman sus voces. El pasado 11 de julio una de las expositoras, a favor de la ley, estuvo una hora en el estrado, a pesar de que cuentan con siete minutos cada uno para exponer. Aída Kemelmajer de Carlucci, quien fuera jueza de la Corte Suprema de Justicia de su provincia, Mendoza, y una de las autoras del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, fue aplaudida al finalizar su ponencia. En respuesta a los especialistas que, previo a ella, expusieron en contra del proyecto e insistían con el “derecho a la vida del niño”, que “las dos vidas” valen y que abortar es un delito, la ex jueza refutó con argumentos probatorios. Aseguró que el dictamen no viola la Constitución ni ningún tratado internacional. Usó argumentos del propio Comité de los Derechos del Niño que ya recomendó varias veces para garantizar los abortos a las niñas y adolescentes. También citó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sus explicaciones se basaron en que “los derechos no son absolutos”. Y que cuando dos derechos entran en colisión, se usa la regla de proporcionalidad. Habló de la progresividad del desarrollo del feto, que durante el primer trimestre, o hasta la semana catorce, la mujer, que ya es una persona, tiene más derechos: “El feto aún no tiene suficiente desarrollo, por eso pesa más la autonomía de la mujer”. Sostuvo que después de las catorce semanas, como dice el dictamen, el aborto se permite por causales: violación, riesgo de salud de la mujer e inviabilidad de vida del feto. Respondió a cada pregunta de los senadores, corrigiéndolos: “No hablemos de niño”, “hablemos de autonomía”; “la vida del feto no es independiente de la mujer, y la mujer no debe ser instrumento de reproducción de nadie”. Recordó que “en el derecho romano el aborto no estaba penado, comenzó a serlo con la Iglesia”. “Esto está lleno de ideología, es inútil. Hablemos sin eufemismos. Decir que Dios es fuente del Derecho es peligrosísimo”. Habló de las luchas para conquistar el divorcio y el matrimonio igualitario: “Ahora es el aborto, y siempre estuvimos los que defendemos y los que rechazan del mismo lado. Vivimos en un país laico”. Por su parte, la reconocida socióloga feminista e historiadora Dora Barrancos también expuso a favor haciendo hincapié en el derecho a la autodeterminación de la mujer y la obligación del Estado de brindar ese derecho. Mientras tanto, un grupo de investigadores, artistas y escritores hizo pública, esta semana, una carta (con más de 8000 firmas) dirigida a los senadores, que dice: “El debate nos ha enriquecido como sociedad; ha ayudado a eliminar tabúes, a deconstruir prejuicios, a rever dogmatismos y naturalizaciones. La media sanción, obtenida en la Cámara de Diputados en junio pasado, ha significado un gran paso adelante en la ampliación de derechos, en pos de garantizar las mayores condiciones posibles de equidad, justicia y libertad para la vida de todas las mujeres de nuestro país. El protagonismo que tomó el debate en la sociedad y la masiva movilización de las mujeres, y de las y los jóvenes, configuran una demanda social que es apremiante en materia de salud pública. Cuando las instituciones logran legitimar demandas sociales, que traducen cambios en la subjetividad individual y colectiva, abren vías de transformación y resolución de necesidades largamente postergadas. Será la oportunidad para terminar con la larga y triste historia del aborto clandestino”.
Fuente: Clarín