El diálogo social como contribución a la paz

Emitido ya el voto y expresada por la vía democrática de la convivencia de la sociedad los candidatos elegidos para ejecutar el mandato popular, el ciudadano común asume su compromiso cristiano en la vida civil, que algunos puntos de Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) del papa Francisco, de 2013, ayuda a señalar.

La exhortación apostólica está dirigida “a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años” y señala el diálogo social como la contribución a la paz.

Luego de haber desarrollado la importancia de la dignidad humana y del bien común, el capítulo se cierra con unas orientaciones sobre la evangelización y el camino del diálogo e ilumina tres campos de diálogo para la Iglesia: “con los Estados, con la sociedad –que incluye el diálogo con las culturas y con las ciencias– y con los otros creyentes que no forman parte de la Iglesia Católica”.

En este aspecto, el Papa ofrece la colaboración de la Iglesia para con las autoridades nacionales e internacionales y vuelve sobre la idea de un “pacto social y cultural”, exhortando a “una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones” para finalizar con el diálogo social en un contexto de libertad religiosa.

Plantea entre los desafíos del mundo actual un actualizado diagnóstico cultural, de cara a la tarea evangelizadora de la Iglesia, que comienza con una fuerte interpelación: “No a una economía de la exclusión”; “No a la nueva idolatría del dinero”; “No a un dinero que gobierna en lugar de servir”, y “No a la inequidad que genera violencia”.

Constituyen estos pasajes una fuerte denuncia de una “crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano!” y comportan un rechazo de la ética y de Dios.

Pero la vida continúa tras el pronunciamiento electoral de la población y el próximo domingo, en Nuestra Señora de la Paz se celebra el Señor del Milagro de la Comunidad Peruana en Pinamar, que es la más multitudinaria peregrinación en el país andino, cuya inmigración a Argentina, entre 2002 y 2010, fue la mayor proveniente de las naciones vecinas.

Según el Censo nacional de población, hogares y viviendas realizado en 2010, los peruanos representan el 8,7% del total de la población nacida en el extranjero.

Para 2010, era la cuarta más grande en la Argentina (157.514), después de la paraguaya (550.713 personas), la boliviana (345.272 personas) y la chilena (191.147).

La primera ola migratoria peruana se registró en la década de 1950, momento en que un gran porcentaje llegó al país para estudiar. Se asentó en Buenos Aires, Córdoba y La Plata.

Los trajes típicos, coloridos atuendos y bailes de la comunidad peruana radicada en Pinamar cubrirán la explanada de nuestra iglesia durante la celebración patronal, al igual que lo hizo el mes pasado la colectividad boliviana en homenaje a la virgen de Cochabamba.