El empresario nacional y el problema del crédito

Por María Julia Fasanella. Abogada, especialista en derecho comercial, responsable Académico en UADE Costa

A fines del año 2014 el Senado de la Nación, sancionó la ley 27.108 y desde entonces, se celebra el Día del Empresario Nacional.

A pesar de la situación económica actual, inflacionaria, dependiente del oscilar del dólar estadounidense, del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, o de la campaña electoral. El empresario argentino merece ser homenajeado, festejado y alentado a no dejar de emprender y seguir eligiendo nuestro país, para seguir invirtiendo, produciendo y agregando valor.

Con motivo de una ponencia en un congreso de Derecho Societario hace un tiempo, tuve la posibilidad de comenzar una investigación sobre el financiamiento Pyme. Esto, me permitió entrevistar a varios empresarios de distintos sectores productivos. El denominador común de los entrevistados mostró, la elección de seguir produciendo en el país.

Mis entrevistas giraron sobre cuatro ejes centrales: 1) ¿Por qué elegir Argentina, a pesar de la inestabilidad económica, la inseguridad jurídica y la alta presión tributaria?, 2) ¿Qué motiva no trasladar la actividad empresarial a un país más competitivo y que premie la inversión?, 3) ¿Cuáles son las fuentes de financiamiento a las que recurre habitualmente? y 4) ¿Consigue financiamiento público o privado fácilmente a tasas razonables? Respecto del primer eje todos los empresarios coincidieron en la respuesta, la Argentina es el país donde crecieron sus familias, sus empresas y donde se desarrollaron. Al segundo eje respondieron con distintas motivaciones, pero a la mayoría los atravesó el sentirse tentados de probar mercados internacionales, para muchos no es descabellada la idea, pero no es para todas las realidades emprender en el exterior. Sólo una minoría lo piensa como posibilidad y una mediana empresa ya abrió filial en Uruguay. Respecto de las fuentes de financiamiento, el tercer y cuarto eje de mis preguntas, la mayoría contestó que en la actualidad no está disponible el crédito público o en las escasas situaciones donde se otorga presenta altos costos de devolución. En el caso del privado se caracteriza por altos costos y poca transparencia financiera. Por último, algunos generan sus propios pooles de inversión.

Lejos de desanimarse, el empresario sigue produciendo y, generando empleo genuino. El desarrollo pyme no es espontáneo, requiere de políticas públicas que lo incentiven, pero las mismas por momentos, parecen carentes o erráticas.

Nuestro país, tiene una basta historia de generaciones de empresarios en la pequeña y mediana empresa. Y en las últimas décadas a pesar de nuestra realidad económica pendular, han surgido otras categorías como micro emprendedores, capitales ángeles, capitales semilla, las empresas ligadas al desarrollo tecnológico o de la innovación.

El empresario cuenta con leyes que promueven el financiamiento pyme desde el Estado, como la ley de apoyo al capital emprendedor, pero cabe preguntarse si hoy esta fuente es realmente operativa.

Existen también asociaciones privadas de diversa índole que nuclean en todos los estamentos grupos de empresarios. Pero, lo más accesible sigue pareciendo, para un empresario que se inicia con un proyecto en nuestro país, las plataformas privadas especializadas, que permiten mostrar un proyecto nuevo y conseguir algún tipo de financiamiento. El llamado micro mecenazgo privado aparece como una posibilidad más accesible teniendo en cuenta aún, todas las dificultades comentadas por los empresarios.

La cultura empresarial argentina esta arraigada, está viva, y contra todo pronóstico sigue adelante. El empresario nacional es apasionado. No lo amedrentan las cíclicas crisis económicas. Merece, para seguir desarrollándose mayor seguridad económica y jurídica. Reglas claras y financiamiento genuino para generar un ciclo virtuoso de producción, inversión, desarrollo y empleo.