El escritor marcó su paso con éxito en la apertura del ciclo Verano Planeta. Ineludible oportunidad para acercarnos y conocer su mirada sobre la mujer, después de su obra Mujeres tenían que ser.
Comenzó el tradicional ciclo del grupo Editorial Planeta y Banco Hipotecario en el Teatro de la Torre, que como todos los años propone un espacio de enriquecimiento e intercambio con escritores reconocidos. El historiador Felipe Pigna abrió la temporada con la presentación de su último libro, La vida por la Patria, una biografía de Mariano Moreno. En un teatro colmado de público atento, el relato de Pigna se entrelazó exquisitamente con el ida y vuelta del periodista Nino Ramella al ritmo de datos reveladores, innumerables anécdotas de la fina investigación y un constante juego de palabras que condimentaron con ironía y humor la velada. Pigna es divertido, además de intelectual. Y, sobre todo, un exaltador de los buenos valores. Tal estimación quedó remarcada en la misma que el escritor hizo sobre la figura de Moreno: “La sociedad no se bancó hombres puros de honestidad como él”, en referencia a la ya no dudosa muerte del héroe. Entre tantas obras, Felipe Pigna escribió hace algunos años Mujeres tenían que ser, con la “historia de nuestras desobedientes, incorrectas, rebeldes y luchadoras. Desde los orígenes hasta 1930”.
–Los griegos y la Iglesia han sido los grandes negadores de la libertad de la mujer. Comienza así su libro…
–El rol de la mujer ha sido siempre un rol de postergación para las culturas clásicas. Curiosamente en el caso griego hay una contradicción importante porque, por un lado, la mujer no tenía participación ni visibilidad política, pero tenía un gran protagonismo en la literatura. Las grandes tragedias griegas tienen nombre de mujer porque están protagonizadas por mujeres muy valientes, heroicas: Lisístrata, Antígona. Esa contradicción no se advierte tanto en el mundo romano o etrusco. Lo griego tiene esa doble mirada.
–¿Y la Iglesia?
–Hay que hacer una gran diferencia entre los postulados de Jesús, que fue una persona muy inclusiva con la mujer, que la incorporó a su movimiento. Y lo posterior, donde la mujer aparece demonizada particularmente a partir de la Edad Media, incluso vista como un ser peligroso en esa Iglesia medieval tremendamente misógina.
–¿Como comprender ese atraso de humanidad?
–Como un instrumento de dominación y un reconocimiento de un cierto temor a la capacidad femenina. Es evidente que a lo largo de la historia el machismo ha expresado su temor a la mujer con represión y marginación.
–¿Desde la subestimación de María Magadalena?
–María Magdalena, el rol de María, la imposibilidad de la mujer de ejercer el sacerdocio, poder dictar la misa.
–¿Cree que nuestro papa Bergoglio puede cambiar algo de esta historia?
–Creo que sí. Me parece que algo ya ha dicho. ¿Qué tiene el hombre que no pueda tener la mujer? ¿Por qué una monja o mujer religiosa no puede dictar misa? Resulta completamente absurdo este tipo de discriminación en la segunda década del siglo XXI. Ojalá que el Papa pueda hacer estos cambios y que haya consenso en la Iglesia para que esto ocurra.
–¿Cree que el origen del machismo está en las cavernas o en los sistemas de organización social?
–Yo creo que el sistema capitalista acentúa la impronta del machismo, le conviene condenar a la mujer al lugar de esposa y madre reproductora. Pero el socialismo no fue menos machista que el capitalismo muchas veces. El estalinismo fue machista; la Revolución Cubana, los movimientos revolucionarios argentinos, también.
–¿Qué impacto propio tuvo al hacer su libro Mujeres tenían que ser?
–Fue un antes y un después. Me puse a investigar sobre un mundo no transitado porque la historia es muy machista y aparece todo un universo interesante, como el que describe, por ejemplo, Simone de Beauvoir en El segundo sexo, la postergación histórica pero también la originalidad de la mujer a lo largo de la historia.
–¿Cuáles mujeres invisibilizadas rescata primordialmente?
–La más emblemática es María Remedios del Valle, que fue una afro-argentina combatiente de la Independencia. En un momento dado, soldado de Belgrano, oficial del Ejército del Norte. Una mujer heroica, la única mujer argentina que fue nombrada por la Legislatura bonaerense en el año 1827 como “Madre de la Patria” y que, cuando se reescribe la historia blanca, donde se hace una historia pensando en la inmigración y se cree vergonzante tener una madre de la patria negra, se la borra de la historia. Otras: Julieta Lanteri, Alicia Moreau de Justo, que fueron pioneras y luchadoras antes de Evita, y, por supuesto, innegable, Evita. Hubo muchas mujeres del radicalismo y fundamentalmente del socialismo que lucharon por el voto femenino.
–¿Si Charles Fourier midiera el progreso de nuestro país con la vara de la libertad de la mujer, qué diría?
–Que todavía nos falta mucho. Hay femicidios, sexismo, el considerar a la mujer como un objeto. Creo que la cosificación de la mujer tiene que ver con un sentimiento de inferioridad de ciertos hombres.
–¿Reconoce el nuevo feminismo?
–Sí, claro. Hay distintos feminismos. El que a mí me parece interesante es el feminismo que considera que el hombre es muy importante en la lucha por los derechos. Yo he sido convocado, muchas veces, por un feminismo que me parece muy sano, donde no ve al hombre como una competencia sino que somos parte de esto necesariamente. Además, somos muchos los hombres que consideramos que la lucha feminista es absolutamente justa, donde no hay una disputa de género sino simplemente justicia.
–Hay gente que sigue creyendo que es un dogma en contra del hombre…
–Eso es ignorancia de gente que podría no ser ignorante. Es insostenible porque el feminismo es absolutamente necesario en una sociedad machista. Si no hubiera machismo, no tendría por qué existir el feminismo.
–Pero esta deducción no significa que sea su contracara….
–De ninguna manera. Yo creo que es una lucha que, por el contrario, en la medida que se asuma por fuera del machismo, que por supuesto lo combata pero que no sea su único objetivo sino que implante valores, que llegue a la sociedad con los valores que tiene la mujer, con sus derechos… ¡Es increíble que tengamos que explicarlos en el siglo XXI! Que haya una jugadora de ajedrez que tenga que renunciar a su campeonato para decir que es inaceptable que los campeonatos sigan siendo divididos por hombres y mujeres. Que las actrices de Hollywood se tengan que vestir de negro para que el mundo, de alguna manera, entienda que no se puede acosar a la gente… ¡Es impresionante que esto pase!
–El feminismo, como nosotros lo entendemos, es vivir en un estado de auto- interpelación constante ¿que puede resultar incómodo?...
–Totalmente. También hay hombres y mujeres cómplices y agentes de propagación del machismo, no sólo víctimas. Creo que hay muchas mujeres machistas también, que reproducen, voluntaria o involuntariamente, esos valores. Hay mujeres también convencidas de que el machismo es lo correcto. Además, los medios de comunicación son muy machistas y lo primero que hacen es reproducir que las feministas tienen que ser feas, o buscarles que no tienen pareja porque les ha ido mal en la vida o que odian a los hombres y toda una cantidad de pelotudeces inadmisibles.
–¿Siempre fue feminista?
–Toda mi vida. Tuve tres hermanas mujeres, una madre con valores y siempre me pareció increíble que uno tuviera que estar explicando que una mujer tiene los mismos derechos que el hombre. Además, no puedo creer que tengamos una ley de cupo femenino donde el piso del 30% se transforma en un tope. Ahora vamos por el 50 pero no tendría por qué existir. No puedo creer que tengamos que poner una ley para permitir la participación de dos seres humanos que son exactamente iguales en capacidades. Somos felizmente distintos y ab
solutamente iguales en nuestras capacidades y derechos.