El huevo que se abrirá dentro de 1000 años

La época del año por la que estamos transitando hoy es la tan esperada primavera, que etimológicamente significa “primer crecimiento”.

Todos, en el norte y en el sur, en su momento, esperamos la llegada de esta estación del año, que es la estación del agua, de la luz, de los brotes, de la ebullición de vida en los ambientes naturales, de la actividad creativa de los alumnos en el aula y la época de la reproducción de las plantas, las aves y casi la totalidad de los animales silvestres.

Quienes estudian las ciencias naturales aprenden que el signo determinante y repetible es el huevo. Él simboliza lo potencial, el germen de la generación, el misterio de la vida. De un huevo fecundado nace una nueva planta, un nuevo animal, un nuevo ser humano. La estrategia, el medio y el fin son los mismos: generar nueva vida.

Hace 30 años sucedió el primero y mayor accidente nuclear de la historia. Sin embargo, algunos sobrevivientes de la catástrofe apostaron a la esperanza y escribieron cientos de mensajes que se guardaron en cápsulas que aislarán su radiación hacia el ambiente exterior a lo largo de varios siglos. Esas cápsulas fueron recubiertas por una fuerte estructura con forma de huevo, que se dio por llamar Huevo de la Esperanza y que se romperá el 26 de abril del año 3000. Ésa es la fecha prevista para la apertura del “huevo”, extraer el contenedor con las cartas y proceder por parte de los seres humanos del año 3000 a su lectura. Habrán pasado más de mil años de la catástrofe. Las cartas siguen ahí, están dentro del huevo y, aunque no las veamos, representan la esperanza de una vida mejor para un ser humano que sea cada vez más humano.