El imperio de la cautelar

Nuevamente una unidad turística vuelve a estar en el centro de la agenda. En este caso, los alcances de una licitación que tendría que normalizar la situación se convierten en una herramienta que hace que las condiciones licitatorias sean inequitativas.

Pareciera que todo lo que gira en torno a la UTF 17 está destinado a formar parte de un conflicto y que por un extraño designio transita sobre la cornisa de la irregularidad. El hecho de ser uno de los pocos balnearios que se empecina en subsistir ante el cambio operado en el frente marítimo o la resistencia a dejar de funcionar tal cual lo prescribieron las leyes en su momento son rasgos elocuentes.

Hoy el tema central es que, tras una nueva licitación, la última empresa que explotó el complejo, merced a una tenencia precaria, pareciera tener cierto privilegio, no obstante competir en la contienda licitatoria con una oferta mucho más baja que la presentada por un oferente local.

Si bien se presentaron tres oferentes, uno quedó fuera de la contienda por motivos que no vienen al caso. Los dos restantes son Bosquemar Emprendimientos Turísticos SA y la pinamarense Postamar SRL, que participa con una oferta integral que va más allá de circunscribirse al espacio físico que ocupa el predio en cuestión.

“Esta unidad fiscal venía con problemas hace muchos años. Se dio particularmente en el caso de la razón social Bosquemar Emprendimientos Turísticos SA en el momento que se hace el llamado a licitación, que ellos en su inicio, hace muchos años, no adquieren el pliego de licitación, por tanto, si uno analiza la ordenanza de llamado a licitación, en el caso que no hayan comprado pliego, esa oferta era desierta y, por tanto, ese lugar tenía que pasar al espacio público, por lo cual hoy en día ese balneario no debería existir. Independientemente de no haber adquirido pliego, judicializaron la cuestión por un tema de corrimiento de metros, que en ese caso la Justicia les dio la razón argumentando que tenían que conservar su lugar original pero no quita el hecho del viejo dicho ‘primero pague y después reclame’; nunca pagaron el pliego y después reclamaron en la Justicia en algo que técnicamente no debería haber estado en el tema de la licitación. Pasaron los años, siguió judicializado, no demolieron en el momento que debían hacerlo, el Concejo Deliberante en distintos momentos le dio una tenencia precaria, en el 2018 la Municipalidad, ya con todo el frente marítimo modificado y esa construcción fuera de lugar, toma la decisión de desalojarlo porque obviamente estaban los plazos vencidos y no tenían una actitud proactiva para el cambio que se venía. Lo desalojan, pasan los meses y, a días de comenzar la temporada, llamativamente el Legislativo toma la decisión de volver a darle la tenencia precaria, amparado en una supuesta necesidad laboral de las familias, cuando esto ya se sabía hace meses, que estaba desalojado el lugar, se metió un tema político en algo técnico, que era el tema del frente marítimo y lo que representaba una nueva construcción en ese lugar, a nivel turístico y a nivel ciudad”, dice Matías Melía, integrante de Postamar SRL.

Por ese entonces no faltó el concejal que aseguró que había que terminar con los particulares lineamientos que apuntaban al favoritismo del pliego de bases y condiciones de 2009. Sin embargo, esto no fue así.

Por eso se llega a esta última licitación con tres oferentes, una persona física que fue desestimada por no cumplir con los requisitos del pliego y las dos empresas nombradas, la local Postamar SRL y Bosquemar Emprendimientos Turísticos SA, que debió declinar en su conflicto legal con el Municipio para poder intervenir en la licitación.

“En esa licitación se manifestaron los diferentes privilegios que tiene un tenedor precario y a su vez, con los reclamos que hizo, para mí no deberían haber estado en esta licitación y dejado lugar a gente que tal vez quería participar y que cuando se vio en este favoritismo no quiso participar, que podría haber sido una licitación mucho más beneficiosa para el Municipio y no lo fue a nivel económico, muchos tenedores actuales o inversores de la ciudad que querían participar, al ver el pliego, que por poco dice ‘tomá el balneario, llevátelo’, no quisieron participar. Con la familia tomamos la decisión de participar y de apuntar a una licitación que, para nosotros, al haber nacido acá, es un servicio clave para nuestra ciudad y siempre tratamos, en los lugares que trabajamos, de dar el mayor servicio, enfocado en el turista. Entonces queríamos tener esa posibilidad y dar desde ese lado un nuevo servicio, que era a lo que apuntábamos en toda la propuesta como en la oferta económica, que fue superior, un 120% arriba de lo ofertado por Bosquemar. La verdad, no sé cuál fue la intención pero pusieron un poquito más que la base, justamente amparados en estos beneficios que tiene el pliego”, agrega.

Melía entiende que es menester trabajar para la ciudad, ser conocedor del lugar y por sobre todo conocer la idiosincrasia de la comunidad y el perfil turístico que nos visita. De ahí, deduce, el éxito de los paradores que son regenteados desde hace años por familias que son marcas registradas locales.

La oferta pinamarense se basa en un criterio más amigable con el ambiente, de manera tal de contar con un balneario prácticamente sustentable con energías alternativas y un fuerte sesgo ecológico. O sea que no se trata de una cantidad de dinero superior sino de un compromiso con la comunidad y la naturaleza.

El criterio es brindar servicio, por eso la facilidad de cargar un móvil en la playa o de compartir un espacio de coworking.

Melía responsabiliza al HCD de la conflictiva situación que hoy está viviendo: si bien el aporte de la empresa familiar es significativo, el Concejo no ha alentado la participación de muchos pinamarenses con deseos de hacerlo.

“Lo que me da rabia es que amigos míos tenían deseos de participar y no pudieron hacerlo al tener la desventaja de la antigüedad, del derecho de preferencia, al tener la desventaja de cómo está planteado el pliego en su esencia; no participaron y en vez de tener tres oferentes podríamos haber tenido diez. Hubiera sido una oferta riquísima. Podrían haber participado muchos profesionales con sus proyectos. Es una picardía dejar este espacio, ubicado en una parte estratégica de la ciudad, a manos de una empresa que no ha invertido nada en la ciudad, no ha operado de buena fe y que nunca tuvo un animus operandi de ser consecuente con el turismo. Ellos lo ven como una inversión y no como un servicio”, concluye.