Equipo de comunicación de la parroquia Ntra. Sra. de la Paz
El violín es un instrumento de cuerda clásico que resplandeció en el siglo XVII en los talleres de Cremona, Italia, de Antonio Stradivarius y Giuseppe Guarneri, en el de Jacob Stainer, en Austria.
Músicos como Beethoven, Brahms, Mendelssohn, Chaikovski, y Stravinski, entre otros, compusieron para interpretaciones con violín.
En nuestro continente se integró al folclore. Y Santiago del Estero y Tucumán fueron cunas de violinistas famosos, como Escolástico Castaña, Alfredo Grillo, y Segundo Juárez, el fiel acompañante de Andrés Chazarreta.
Mucho tuvo que ver con el auge que cobró el violín en el norte argentino uno de los doce santos que pisaron nuestro suelo: san Francisco Solano, quien trajo este instrumento musical a Santiago del Estero, su enclave religioso en el país, para acercar su sonido a Dios.
Nacido en 1549 en Montilla, Andalucía, España, se lo conocía como el “taumaturgo del Nuevo Mundo” por la cantidad de prodigios y milagros que obtuvo en Sudamérica.
Se le adjudicó haber hecho brotar excepcionalmente agua fría en el Parque Agua Santa, de Termas de Río Hondo.
El culto del apóstol Santiago, patrono de España, llegó a América con los conquistadores y se erigió en estandarte de la evangelización, a punto tal que los aymaras lo respetan y veneran como su patrono.
De este modo, la fiesta patronal de San Santiago el Mayor se propagó por territorio argentino.
Si bien la prédica hizo centro en Santiago del Estero, una iniciativa de los que solían vacacionar en Valeria del Mar entronizó su patronazgo en la capilla que era construida en esa localidad pinamarense en 1986, por iniciativa del padre Armando Ledesma.
La festividad de san Francisco Solano, patrono del folklore argentino, vicepatrono de América y protector de la unidad familiar, convoca a los fieles de la parroquia, pero la música de su violín, cuyos ecos aún resuenan en la imponente playa de Valeria, ejerce un atractivo especial para los chicos de catequesis y del grupo Perseverancia.
Los jóvenes de la congregación y scouts tienen otro motivo de movilización por estos días, ya que empiezan a recolectar por los barrios prendas de vestir, zapatillas y ropa para niños que se destinan a la campaña invernal de abrigo al amigo invisible.
Amor y solidaridad llegan adonde la vista no alcanza, y constituyen la antesala del homenaje a los amigos, en su día.
Foto: El Mensajero