Esteban Grassano analizó la actualidad política de Pinamar a días del cierre de listas y en el marco de las próximas elecciones legislativas. “Hay un desencanto generalizado en Pinamar”, expresó.
En su libro Salida, voz y lealtad (1977), el economista Albert Otto Hirschman habla de tres conductas posibles que adopta la sociedad ante las organizaciones o los estados. «Si el vínculo contractual establecido es satisfactorio, la relación es de lealtad. Si el vínculo empieza a fallar, la gente comienza a alzar la voz. Si después de alzar la voz no hay respuestas, la opción comienza a ser la salida. A eso se lo puede llamar El Exit de Hirschman». Con esta frase, el doctor Esteban Grassano resumió la realidad política, social y económica de Pinamar.
“Pinamar se convirtió en una sociedad de ‘El Exit’ con respecto a la política que estamos desarrollando en nuestro pueblo. Hay mucha gente que levantó la voz y no fue escuchada, y a partir de allí se manifiesta un desencanto generalizado”, analizó el dirigente, que en estas elecciones legislativas acompañará al vecinalismo Unidos Pinamar.
Según Grassano, en Pinamar hay tres generaciones que en el último tiempo profundizaron su desencanto con las políticas que marcan el rumbo de la ciudad.
La primera, la generación de los 50 años en adelante que pasó por “todos los partidos políticos” y que está desilusionada porque “no se han cumplido los objetivos”. Y además, porque durante la última gestión de gobierno “se intentó inculcar una cultura diferente de la que conocía y fueron partícipes”.
“Es muy difícil adaptar a una ciudad los usos, costumbres y cultura de otro lado. La cultura de Pinamar la determina el pueblo. Teníamos un producto que se vendía solo años atrás y con muy poquitas cosas: limpieza, orden y buena atención”, expresó.
“Esta generación exige soluciones a los problemas básicos como el área de salud, que no está funcionando. O una señalización adecuada, que no existe. O las calles en condiciones, que tampoco”, sostuvo, y aseguró que también exige que las instituciones sean reforzadas, pero “no solo en tiempo de las elecciones”. “Las instituciones son parte de la cultura de Pinamar. Negar la cultura de Pinamar es negarse a sí mismo su identidad. Hoy, las instituciones están abandonadas”, sentenció.
En segundo lugar, Grassano ubicó a la franja etaria “más productiva”, que va desde los 30 a 50 años. “Este grupo necesita un apoyo absoluto; que tenga trabajo, vivienda y que en el verano ‘la fabrica’ funcione para que pueda soportar el invierno”, indicó.
“Los pequeños emprendimientos de estos jóvenes no están contenidos ni tienen apoyo. Están apretados con los impuestos, que aumentaron el 700% desde que asumió este Gobierno (de Juntos por el Cambio). Y ese aumento no se refleja en el sistema de salud, ni en el tratamiento cloacal ni en muchas otras cosas”, aseveró.
Y la tercera franja, que son los más chicos, manifiesta su desencanto a través de la falta de educación. “La educación no les ha llegado como corresponde para que tengan la herramienta en el futuro para poder desarrollarse. Sin educación no abrimos ninguna puerta en el mundo”, enfatizó.
En este contexto, el dirigente de Unidos Pinamar afirmó que “un gobierno vecinalista que piense en el hijo del vecino” es muy importante. “Vamos a trabajar intensamente sobre este sector para que las oportunidades le lleguen. Las puertas que hay que abrir no son tantas, y el Estado tiene que estar muy presente para eso”, remarcó.
Al Concejo Deliberante, con controles y proyectos
En las próximas elecciones legislativas –que será el 12 de septiembre y el 14 de noviembre- Pinamar definirá la renovación de 7 concejales. Para Esteban Grassano, el Concejo Deliberante deberá tener la obligación de controlar las gestiones económica, financiera y de proyección, independientemente de los colores políticos.
“Debe controlar en el sentido no solo de criticar sino aportar. Eso es lo que necesita el Concejo Deliberante hoy: gente que tenga una mirada amplia para unir pensamientos, y acompañar un proyecto del Ejecutivo, pero con control y que todo lo que ejecute sea en bien de la sociedad”, expresó.
En ese sentido, el dirigente sostuvo que la propuesta de Unidos Pinamar apunta a atender las necesidades puntuales del Pinamarense. “Tenemos contacto con actores de la política provincial o nacional que no tienen nada que ver con el vecinalismo, pero es importante el aporte y escuchar lo que pasa en el país porque no somos una isla”, aseveró.
“Es un partido vecinalista que convoca al vecino, de puertas abiertas y miradas a los ojos. Tratamos de conocer los problemas propios del pinamarense y tratar de solucionárselos. Y desde el Concejo Deliberante podemos hacerlo, con controles y proyectos. La esencia de la palabra Unidos en trabajar en equipo. Es necesario que muchas cabezas piensen: en la diferencia está la construcción”, manifestó.
“La propuesta de Unidos Pinamar es llevar al Concejo un grupo de vecinos que nos venimos preparando hace más de un año en un proyecto que se sumará a los que actualmente existen en el Ejecutivo”, reiteró.
Grassano sostuvo que a los referentes de grandes partidos provinciales y nacionales “siempre los vamos a escuchar por los aporte y por educación”, pero que “el vecinalismo velará por lo que le conviene a Pinamar”. “El eje fundamental del vecinalismo es pensar en la ciudad y levantar la bandera de Pinamar”, cerró.
“Los proyectos de ciudad son a 25 años”
A pesar de que en las próximas elecciones se votarán cargos legislativos, Esteban Grassano afirmó que los proyectos de ciudad se planifican a largo plazo. “Puede venir otro partido político y hacerle modificaciones, el proyecto de ciudad debe estar siempre”, sostuvo.
“Debemos pensar en nuestros recursos, en nuestra gente y en el bienestar del vecino. No se puede tener una fábrica sin tener empleados bien pagos, o que tengan una pequeña casa para pasar el invierno. Si es así, saldrá un servicio muy malo”, opinó.
En ese sentido, el dirigente de Unidos Pinamar señaló que el Concejo Deliberante debe ser más activo, repasar los decretos y -si fuese posible- que el Ejecutivo “no tenga la mayoría de ediles porque así puede escuchar al resto del pueblo que no está a favor de ciertas cosas”.
“El vecinalismo se sienta con el vecino, lo escucha y ejecuta una acción para solucionar el problema. Cuando todos los turistas se van, nos quedamos nosotros. Debemos estar juntos, pensar en nosotros y proteger a quien no alcanzó su meta para subsistir en invierno”, indicó.