El vecino, como protagonista de las mejoras ambientales

Nuestro entrevistado, con una sólida formación en de temas ambientales, ha sido el gestor de un proyecto, que fue presentado oportunamente al Ejecutivo con el fin de hacer un aporte sobre el agua, la pinocha, los pinos y lo relacionado con el par correntía/absorción, como una de las claves.

El hecho de que Cariló esté legislada bajo el prisma de ser considerada Paisaje Protegido por una ley provincial ha robustecido, de manera notoria, el deseo de las entidades proteccionistas que velan por que se cumpla la norma y por preservar la naturaleza propia del Bosque. El ingeniero Gabriel Amores, además de ser integrante de la Comisión Directiva de la Fundación Cariló, es una palabra autorizada en relación a la sustentabilidad de la particular localidad.

–¿Qué considera que hay que hacer en relación con el cuidado del recurso hídrico?
–Lo que hay que hacer es una política ambiental integrada de Cariló, que el vecino sea protagonista de las mejoras ambientales pero no porque hace los aportes económicos sino porque toma medidas en serio: lo primero es que el vecino que compra un lote lo hace en el estado agreste, y lo primero que hace es su casa, ya impermeabiliza una superficie importante y después pone tierra negra, que tiene un coeficiente de impermeabilidad distinto de la arena, y después pone pasto, lo riega permanentemente, lo cual hace que la tierra se vaya sobrecompactando. Porque además ya hay un problema en Cariló, se exceden los tiempos. Uno no puede tener un circuito bien diseñado de riego con más de diez o doce minutos y ves gente que riega hasta 45 porque los jardineros lo quieren ver crecer toda la semana y no es necesario. Entonces, la tierra se sobrecompacta por exceso de agua y por exceso de raíces, que la compactan porque el pasto se arraiga. Entonces, cuando cae el agua en ese terreno, el coeficiente de correntía puede llegar a tener una diferencia del 40%. Con esto quiero decir que el agua corre en un 40% menos de tiempo hacia los lugares que la lleva la pendiente que generalmente es a la calle, no se infiltró en el camino en aquel terreno natural que había en el bosque, porque la tierra se compactó.

–¿Qué ocurre cuando llega a la calle?
–La calle, por una cuestión de necesidad, se elaboró con material calcáreo, que es impermeable; entonces, no se infiltra en la calle y se acumula. Si nosotros tuviéramos los pozos blancos, tendría solución en los terrenos que sólo están ocupados por viviendas porque el que hoy tiene un baldío no va a hacer un pozo blanco. Entonces, sería una solución parcial. Para mí, la solución ambientalmente más compatible es, primero, que se limite la cantidad de pasto que un vecino puede poner, porque están matando los renovales del bosque, porque cada vez que el jardinero corta el pasto se los lleva; yo, en mis terrenos, les prohíbo cortar en primavera, porque si lo hacen me matan todos los renovales de pino, de roble. Yo ahora los separé y saqué 40 plantines; si me hubieran cortado el pasto, no saco ninguno.

–O sea, ¿el pasto en abundancia puede ser perjudicial?
–El exceso de pasto está haciendo el exceso hídrico que tienen las calles. El tema de que ha desaparecido la pinocha en gran parte en la superficie del bosque, las ramas que se caen y se descomponen, porque hoy todo se transporta, hace que el coeficiente de correntía y sobre todo la infiltración se hayan modificado, y eso hemos sido nosotros; no es el cambio climático, en esta situación en particular. Es mucho más fuerte el impacto que estamos generando los que vivimos en Cariló. Lo que hay que dejar es que la pinocha quede en un área del terreno, las ramas se tienen que descomponer en una parte; chipear sería lo ideal, bajando el ruido que produce la máquina.

–¿Cuál sería el tratamiento adecuado de la pinocha?
–Si el turista ve que en vez de embolsar y transportar la pinocha y las ramas, en bolsas que no se degradan, puede desparramarlas, seguramente cambiará de actitud. Yo en mis terrenos tengo un área para eso, les doy un poco de riego para tenerlas con una humedad permanente y que no haya peligro de incendio, pero eso se descompone, se convierte en tierra fértil. Yo en ocho años ya tengo quince centímetros de suelo fértil, donde crecen las enredaderas, y eso desde el punto de vista hidráulico es ideal, porque es una rugosidad donde casi se logra una retención del 100% del agua que cae, no corre, se infiltra ahí.

–¿Qué opina acerca de utilizar terrenos sin construir para volcar el agua? –Lo que están haciendo es una obra de emergencia, los pozos en los terrenos vacíos para infiltrar agua producen un gravísimo impacto ambiental que le están haciendo a quien tiene ese terreno porque no lo está ocupando, se lo están transformando. Esa acumulación de agua perjudica a las raíces de los pinos porque estos árboles tienen un sistema de anclaje que necesita una cantidad de humedad en el suelo, si se sobrepasa puede ocurrir como sucedió el año pasado que se cayeron 300 árboles en Cariló porque la arena perdió el valor de tracción y se saturó por la cantidad de lluvias. Entonces, si uno sobresatura los terrenos del vecino, esto es lo que ocurre.

–¿Cuál es la solución?
–Hay que hacer decantadores, que no son obras gigantescas; se pueden hacer con madera, con durmientes. Se hacen cajas, después se hacen los pozos de infiltración usando piedra y botellas plásticas, en un 60/40%. Con eso reducís el impacto ambiental de tu construcción porque no vas a comprar piedra y además le ponés plástico… Se mezclan. La botella ocupa vacíos y aumenta los intersticios luego las piedras vuelven a trabarse unas con otras. Con un geotextil hago un filtro y evito de esa forma la infiltración de sedimentos finos. Si limpio ese filtro de manera periódica, tengo la forma de remediar el acuífero, en este aspecto, y genero ocupación para mano de obra no calificada que impacta socialmente.

Acerca del entrevistado
Gabriel Amores es ingeniero civil, egresado de la UBA, especializado en Hidráulica. Es uno de los principales especialistas en control de erosión de nuestro país quien diseño, desde el control de la erosión, un sistema de lo que hoy se da en llamar en el mundo “gasoductos verdes”. Amores propició el cambio de paradigma en el diseño y la construcción de los gasoductos. La experiencia de Amores incluye otros detalles no menos valiosos.