El mundo de las empresas familiares presenta algunas particularidades que no son ajenas a otro tipo de organizaciones, pero que en este ámbito exigen especial atención.
Hay estudios que señalan que menos del 30% de las empresas familiares que tienen éxito llegan a la tercera generación, y menos del 15% la superan. Sin dudas, la creciente complejidad que se vive puede complicar las relaciones familiares y convertirse en un obstáculo para sostener ciertas empresas en el largo plazo. Y por eso es fundamental tener una planificación cuidadosa en la cual estén definidos algunos procesos que fortalecerán todas las áreas de la empresa y la familia.
No es tarea sencilla porque implica abordar cuestiones como los vínculos, la gestión, la propiedad, el liderazgo y la armonía familiar. Por eso es un gran desafio ayudar a una familia para que pueda trabajar junta de manera eficaz y construir una base sólida que permita que su empresa perdure durante generaciones y se resguarden y prioricen las relaciones familiares. Un punto fundamental es la planificación de la sucesión que permita tener una visión amplia de la continuidad. Por eso planificarla con anticipación y de manera objetiva, considerando la capacitación y preparación de la próxima generación es clave.
Las tensiones entre una familia y una empresa son naturales y hasta predecibles y se producen tarde o temprano. Y son muchas veces el detonante de conflictos que pueden enlentecer la toma de decisiones y generar una cantidad de problemas de gestión que impactan directamente en la continuidad de la empresa y en la armonía familiar.
Por eso la comunicación pasa a ser el eje a través del cual se pueden expresar desacuerdos de manera saludable y se pueden gestionar los conflictos.
Desde mi experiencia como consultora y coach sin dudas, ayudar a comunicarse de forma más constructiva y a abordar temas delicados es el primer nudo a desatar para poder avanzar. Y revisar de manera profunda la dinámica familiar para poder fortalecer sus relaciones y mejorar a partir de esto la toma de decisiones es el siguiente paso.
Establecer un diálogo constructivo, es responsabilidad de cada una de las personas involucradas. Sin dudas muchas veces hay conversaciones espinosas, ríspidas y emocionales que requieren un espacio seguro en el que se puedan abordar los temas difíciles sin crear más tensión. Es ahí cuando los consultores nos convertimos en facilitadores que guían de manera neutral, que escuchan y permiten que se escuchen todas las voces para poder propiciar conversaciones que generan la confianza y cohesión indispensable. En ese marco es muy valioso poder definir y establecer códigos de conducta para evitar posibles conflictos en el futuro, para que el pasado no dicte el futuro.
Autores y referentes coinciden en que en las empresas familiares hay una serie de conflictos que son habituales porque justamente combinan relaciones laborales y personales. Entre ellos sobresalen los conflictos de liderazgo, relacionados con las disputas sobre quién debe liderar la empresa y cuál es su autoridad. Este tipo de conflictos es muy visible cuando varios miembros de la familia desean ocupar posiciones de liderazgo y se potencia cuando hay conflictos de sucesión y se debe decidir quién asumirá el control de la empresa en la próxima generación, cuestión que puede ser altamente controvertida y emotiva.
Las diferencias generacionales, dan lugar a diferencias también en los valores, la cultura empresarial y la visión a largo plazo y por eso también puede despertar tensiones significativas. Esto unido a que algunos miembros de la familia puedan recibir un trato preferencial o posiciones en la empresa debido justamente a sus lazos familiares puede ser fuente de discordia. Por ello definir claramente los roles y responsabilidades de cada miembro de la familia en la empresa va a evitar confusiones y conflictos.
Una de las recomendaciones que se suele hacer es alentar la profesionalización e incorporación y contratación de talento externo a la familia porque esto minimizará la posibilidad de que aparezca el nepotismo.
La base de todo es tener una visión compartida del futuro de la empresa y la familia Y en este sentido la planificación estratégica y a largo plazo que reúnan la visión y los valores de la familia con ideas que preparan al equipo de gestión para tener éxito, ahora y para las generaciones futuras es imprescindible.
Fomentar la toma de decisiones conjuntas y la participación de todos los miembros relevantes es fundamental y para ello crear un consejo familiar o empresarial es una alternativa muy atractiva.
Cada empresa es diferente, y cada familia también. Y por eso los retos que ambas enfrentan deben tratarse y abordarse con un enfoque preciso, creativo y con el soporte de especialistas que aporten una mirada objetiva y un conocimiento acabado de cada tema.