El voto, estúpido

Pueden suceder dos cosas en el momento que el lector decida leer el semanario más prestigioso de todo el condado.

La más probable es que lo tenga en sus manos entre viernes y sábado, que es cuando más demanda tiene y generalmente se agota. La otra posibilidad es que lo lea luego del domingo, con los resultados electorales conocidos (dependiendo quien gane, porque puede que se demoren en darlos a conocer un poco más de lo habitual, inintencionalmente, obvio).

Ahora bien, esto ya se volvió casi una charla de café, con la diferencia que hay solo un interlocutor y no te doy la chance de opinar.

Por eso es que puedo ser totalmente franco y directo en relación a mis pensamientos, sin importar lo que vos pienses o consideres, con lo cual, antes de que me bardees, pensé que poca gente es tan honesta intelectualmente hoy en día (menos los que te vienen entregando las boletas en la puerta de tu casa hace casi un mes).

La pregunta del millón: cuando votamos, ¿qué votamos? Podría entender que, a nivel macro, uno pudiera votar considerando cuestiones como la economía, la salud, la inflación, la seguridad, o algunas cuestiones más relacionadas con la calidad de vida, pero cuando veo candidatos presentes que en el pasado te negaron todas estas necesidades, y mantienen posibilidades de ganar una elección, evidentemente, va mas allá de eso. O somos muy boludos o evidentemente la característica del elector cambió y no puedo comprenderla todavía. Creo que ese análisis excede mis capacidades justamente porque carezco de conocimientos y estudios como para poder ponerlo en debate, pero sí puedo opinar y hacer alguna referencia a lo que vamos a votar nosotros, en nuestro principado, que en definitiva es donde elegimos vivir.

Soy una persona resultadista de base. Voy al resultado más que al camino, voy al logro más que al merecimiento, voy al ganador más que a todos los que están llorando detrás de el. Los segundos y los últimos comparten la misma calidad de perdedores. Por eso, no importa cómo llegan los que están, sino que lo que importa es quiénes llegan. Hoy creo que estamos frente a la madre de todas las batallas en nuestra ciudad. Tenemos muchísimos frentes abiertos y estamos definiendo qué ciudad queremos para los próximos 30 años. No es poca cosa. No es poca cosa (otra vez, no es poca cosa). Lo que tenemos que analizar es qué Concejo Deliberante queremos tener a partir de diciembre y en base a ello qué Pinamar vamos a poder construir. Hoy estamos en una situación límite; esto es nuestra espada de Democles.

Venimos de años de crisis institucionales, producto de nuestro egoísmo, de nuestra incapacidad de liderar, de nuestra arrogancia y soberbia y fundamentalmente de tener personas a las que el cargo les quedó enorme. No hablo solo de los hechos de corrupción conocidos (y los que no conocemos) sino que no hemos sido capaces de construir una ciudad modelo, teniendo todos los recursos para hacerlo.

Pensá que no tenemos o bien tenemos de manera deficiente gas, agua, electricidad, cloacas, veredas, alumbrado público, internet de calidad, paseo costero, espacios públicos, espacios verdes, recolección de residuos, Código de Ordenamiento Urbano acorde al nuevo siglo. Todo obsoleto o en mal estado. Todo resultado de toda nuestra historia como ciudad. Todo culpables.

Ahora bien, todas estas cuestiones van a ser las que debamos ir poniendo en agenda e ir resolviendo sin pausa pero sin prisa. Lo que tenemos que pensar es que a quienes votemos serán los encargados de llevar adelante todas estas reformas. Hay algo inevitable, que es que dejen su cargo los que ya conocemos que no han estado a la altura de la circunstancias y deberemos tolerarlos hasta el 2019. Por otro lado, es bueno saber que algunos se van y tampoco han estado a la altura y otros que, aun yéndose, quieren regresar pero por suerte las encuestas les dejan en claro lo que piensa la gente.

En esta contienda, básicamente elegimos dos tipos de gobierno o mejor dicho dos formas de hacer gobierno muy distintas y de orígenes muy distintos. Lo más probable es que gane el de la moto. Es lógico y entendible por tres motivos. Punto uno: es una persona conocida y honorable, la cual, al tener solo su pasado basado en el deporte y no en la política, entra al juego limpia de trigo y paja (muy importante hoy en día). Punto dos: este gobierno ha conseguido inyectar fondos y obras como ningún otro gobierno municipal en toda nuestra historia. Esto se percibe en la obra pública y en el despilfarro de guita en puestos y acciones promocionales inútiles desde lo práctico, pero efectivas desde lo visual. Punto tres: por último, y no menos importante, prácticamente corre solo la carrera. Él esta en su Honda CRF450 Último modelo y los oponentes andan en una Mondial 92 y una Mint 98. Digo, no desmerezco a nadie, pero sí. Además, como bonus track tiene en su lista, a un persona que ha demostrado capacidad de gestión y de trabajo, como Camila, y a Lucas, que se banca tragarse este sapo de lista unificada, pero le sobra capacidad y es un flaco que lo querrías en cualquier equipo. Te pueden gustar o no sus formas, pero siempre fue para adelante.

Ambos partidos restantes, con posibilidades de meter dos concejales y milagrosamente tres, creo que van a quedar ahí, en la puerta de poder haber rendido más de lo obtenido. Propin armó una lista para solo competir, pero respetó su institucionalidad, cosa que es valorable, y no encontrás hoy en día ningún partido que respete la institucionalidad y la democracia como ellos. Esto habla de que el equipo basa su campaña en la honestidad y el trabajo, cosa que se ha visto y lo demuestran a diario. Lo que creo que le faltó estos años fue picardía y cordón político. Todos los que integran ese espacio son personas reconocidas, honestas y laburadoras. Perdieron la elección anterior, teniendo la mejor propuesta y el mejor equipo, sin embargo siguieron y siguen apostando por Pinamar. Creo que esta será una elección bisagra para su espacio y de cara al futuro para realmente armar un equipo competitivo y que pueda gobernar el futuro de Pinamar.

El último espacio con posibilidades tiene a mi criterio mucha potencialidad en sus integrantes, pero el espacio al cual representa tiene un techo, producto del desgaste que ha sufrido el gobierno anterior, justamente por ser gobierno por tantos años y habiendo dejado tantas materias pendientes, pero con muchos logros conseguidos. El tema está en que, cuando uno gobierna, siempre va a sufrir ese desgaste y creo que en esta elección lo van a ver reflejado. También deberán pensar en 2019 para poder consolidarse nuevamente y poder pelear de cara al futuro el sillón a Iván.

Creo que es la campaña donde menos se ha debatido, donde menos se han escuchado propuestas con contenido y con sustento. Creo que solo se vendieron paquetes cerrados que fueron los candidatos y se peleó porque vendió mejor, pero en definitiva el paquete en su mayoría estaba vacío.

Por todo esto creo que debemos pensar bien qué vamos a votar, para poder tener un equilibrio legislativo, donde se puedan escuchar todas las voces y todas las posiciones y no sea un sistema de mayoría automática, como fue hasta ahora, producto de las dádivas repartidas.

Votemos con consciencia, para que en un futuro nuestro voto no haya sido estúpido.