Elecciones de vida

Son muchos los cambios que se vienen gestando en cuanto al lugar de la mujer en la sociedad. Algunos hechos van marcando un cambio en el pensamiento de nuestra sociedad o un intento de modificación de algunos, y de las formas de actuar, que hasta ahora no eran cuestionados, pero que en la actualidad se ponen bajo la lupa. Esto da lugar a que algunas personas replanteen su posición en cuanto a estos.

Podemos citar como ejemplo el caso de la violencia ejercida contra la mujer en su hogar. Sea económica, psicológica o de agresión física. Desde hace un tiempo por la repercusión y conocimiento de los femicidios se pone al descubierto una historia que data de años. Mujeres que han sido sometidas toda la vida, y ahora a raíz de la difusión de esta temática se reconocen en una situación a la que antes consideraban “normal”.

Hasta el siglo XIX la mujer que trabajaba lo hacía fuera de la casa, por necesidad imperiosa para sobrevivir y como empleada doméstica. A partir de 1890 aproximadamente, en Argentina comienzan a estudiar las primeras maestras, con el advenimiento de la escuela normal. Las mujeres comenzaron a plantearse la idea de tener una vocación. Hasta ese momento las únicas que se conocían como vocaciones posibles para la mujer era ser madres o monjas. El hecho fue fundamental, comenzó a replantear la situación. Poco a poco las mujeres fuimos ganando espacio y eligiendo otros lugares donde desenvolvernos.

Aunque, en el plano de la casa, durante un largo tiempo las tareas del hogar y crianza de los hijos eran tarea exclusiva de las madres. Esto también pasaba si trabajaban la misma cantidad de tiempo que sus maridos. Esto es algo que comienza también a modificarse, algunos maridos-padres comienzan a participar en las tareas en el hogar y como padres. Dejando de ser colaboradores para ser activos partícipes a la par de la mujer.

Actualmente se está gestando otro cambio. Paradójicamente, aunque elegí la palabra gestando, el cambio viene por el lado de la falta de deseo de ser madre. Desde el psicoanálisis se considera que para ser madre debe haber tanto un deseo de ser madre como deseo de un hijo. Debe quererse. Aunque no haya sido buscado ese bebé debe ser deseado en algún momento.

Como decía, en nuestros tiempos cada vez son más las mujeres que eligen no tener hijos. En Occidente se llama el movimiento NoMo, haciendo referencia al nombre en inglés no mother (no madres).

En una nota expuesta en el diario El Mundo, de España, se menciona que en los países occidentales entre un 25 y un 30% de mujeres no serán madres, un gran cambio sociológico en apenas una generación. “Las cosas están cambiando y la tendencia de no tener hijos está creciendo en todos los países. Hace unos años se hablaba de los singles, hoy se habla de las No Madres”, aseguran desde la plataforma digital Sin Filtros, la cual ha querido sacar a la luz un debate que está en la calle y con el que cada vez más mujeres de la sociedad occidental tienen que lidiar. “La sociedad todavía nos ve como máquinas de fabricar bebés”, afirma Audrey García, responsable de comunicación de 38 años. Ella se esterilizó hace ahora tres años y confiesa que aún tiene que dar explicaciones del porqué de esta decisión personal e irreversible. “Las que no queremos tener hijos somos las locas de los gatos o de los perros. Si cuentas que te has esterilizado la gente debe de imaginarte como una especie de demonio”.

¿Pero cómo es esto?

“Qué sentido tiene la vida de una mujer si no puede tener hijos”, escuché alguna vez. Y creo que este es el cuestionamiento de muchos que no entienden la elección de vida de estas mujeres.

¿Será que ellas encuentran sentido de su vida a través de otras actividades, que no incluyen la crianza de uno o más niños?

¿Será que la vida que buscan o eligen es incompatible con tener hijos? Pensemos en una profesional que tiene un horario de trabajo complicado o full time, donde tener un hijo exigirá cambiar la rutina. Y no están dispuestas a hacerlo. O simplemente no tienen interés o deseo.

Sea como fuera que piensen la vida, son cambios que se van planteando. Que nos encontramos atravesados por muchos mandatos sociales. Donde hay personas a las que les cuesta entender que alguien no quiera tener un hijo, dos... o la cantidad que sea. Ya que hay mandatos sociales inconscientes que establecen que se debe tener hijos…

Pensemos por ejemplo en la frase escribir un libro, plantar un árbol y tener hijo… Pero a nadie se le cuestiona socialmente que no escriba un libro…

Todas estas situaciones son muchas veces cuestionadas, consultadas, por quienes nos rodean.

Quiénes somos para cuestionar elecciones de otros, donde es la persona que decide la que debe cargar con las consecuencias de tener o no un hijo, decisión por demás importante, pero personal e íntima.